La huida. Dejarlo todo atrás sin temor. Lanzarse al vacío hacia un futuro incierto pero escapando de un pasado a todas luces oscuro... Escabullirse de lo cotidiano es el leit motiv de este largometraje de Max Bellocchio, el número 40 de la saga Tropical, película con varias nominaciones a los premios Ascor. Hay que ser honestos y reconocer que la saga lleva ya varias entregas en caída libre, sin ideas y con una alarmante falta de argumento.
Versión argumental de Boroka se va al Caribe (VOSE)
TRAILER Boroka se va al Caribe (VOSE)
La idea de profundizar en ese abandono de la monotonía bajo el influjo pueril de creerse invencible da para mucho, aunque el realizador napolitano peca de nuevo de parquedad de palabras. Lo cual, lejos de ser fruto de un guion poco elaborado, esta motivado porque Bellocchio considera a su fiel espectador como alguien maduro que apuesta por el cine imbricado, obtuso y, a veces, hermético; cine que deja lugar a la imaginación y fomenta la autocomposición ante las lagunas existentes.
Quiero subrayar que en la promoción del filme en España, el título original "Boroka does the Caribbean" se tradujo con muy buen criterio por "Boroka se va al Caribe", haciendo un guiño a aquella mítica campaña de publicidad de Halcón Viajes del año 1997 que tenía como protagonista a Curro, que también se ausentaba del trabajo indefinidamente con unas vacaciones en el paraíso, para envidia de sus jefes y compañeros.
Anuncio de "Curro se va al Caribe"
En la primera escena nos situamos ya en República Dominicana y conocemos a Adam, que es un profesor de ofimática que además regenta su propia empresa de reparación de ordenadores (Adam Virtual Solutions), y a Keisha, que es una decoradora de interiores que ha venido a vivir a La Romana para adecentar las villas de los pastosos americanos que tienen a Trump como alter ego.
Detalle del libro que lee Keisha, que es de la prestigiosa decoradora Cindy Rinfret. Siempre aprendiendo
Más gusto en decorar hogares que en escoger bisutería.
Adam saluda a Keisha, que está allí porque ha estado decorando esa villa a lo largo del último mes por encargo de Tanya, directiva de una empresa de resorts y villas. Adam ha venido para devolverle el ordenador formateado a Boroka, que se encuentra alojada allí. Keisha y Adam se conocen porque ambos tienen relación profesional con Tanya. En ese breve encuentro, Keisha le cuenta todos los cotilleos de Boroka, de la cual se ha hecho amiga en sus idas y venidas a la villa.
Boroka ha venido de vacaciones a República Dominicana huyendo de una historia de amor triste, porque días antes de celebrar la boda con su prometido, le pilló in fraganti acostándose con su mejor amiga en la que iba a ser la cama marital. Boroka alquiló esta villa hace una semana a razón de 3000 dólares diarios, y ha viajado a La Romana buscando vendetta. Una de las primeras cosas que hizo nada más aterrizar fue eliminar todas las fotos del disco duro, para no dar pábulo a los recuerdos y al dolor. Para esa tarea contrató a Adam por recomendación de Tanya, la directiva de los resorts y villas.
Adam entrega el ordenador, se entera del meollo y quiere un pago "en naturales".
Sala interior de la Villa Punta Minitas 12 en la que se desarrolla la escena (mismos sofás, misma lámpara de mesa y mismas puertas de madera)
Adam tiene un amigo con el que durante las vacaciones y mayormente con guiris recién llegadas de Europa, hace este tipo de cobros de economía "summergida". Sin embargo, Marco no está disponible porque está fondeado con su yate en una cala cercana acompañado de su novia. Keisha le recomienda que no le espere y que se acerque ya mismo a saludar a Boroka (o Boka, como le llaman los amigos).
Logo de la empresa de informática de Adam
Marco navegando con su novia (que está agachada en este fotograma)
Lacoste patrocina esta escena con el mismo polo que usó George Bull en Lex & Lies in the Caribbean
Adam sale al jardín de la Villa Punta Minitas 12 ya sin el ordenador, que se ha quedado en el salón a la fresca, para conocer pues a Boroka. Esta villa es una suntuosa (y cara) mansión situada La Romana Country Club. Introduzco primero la información gráfica de esta maravillosa vivienda con jardín y piscina.
Parece una escena digna de la serie Tropical Heat con Rob Stewart
Boroka le mira sumida en la más absoluta indiferencia, como haría un felino doméstico al ver que su dueño llega al hogar tras una extenuante jornada laboral
Después de un primer intercambio de palabras algo brusco, tras presentarse Adam como amigo de Tanya, la conversación empieza a fluir y llegan a un acuerdo. Tanya está en todas las conversaciones, pero todavía no la conocemos y eso genera curiosidad en el espectador. Finalmente, Boroka acepta este pago en "naturales" pero Adam deberá incluir a su novia, y escogerá un bonito lugar al aire libre, ya sea una playa o un bosque húmedo para llevar a cabo esa transacción.
"No hay tiempo que perder..."
"Echa el freno madaleno..."
De acuerdo, entonces... "hasta más ver"
En la siguiente escena conocemos por fin a la armadanzas de Tanya, la directiva hostelera que además se encarga de organizar enjambres copulares entre turistas y locales, para sacarse un extra y otras satisfacciones. A decir verdad, Tanya se ha tirado a media isla de pensamiento y mano. En esta conversación a la orilla del mar, Tanya les presenta a Suzanne, una chica que hará las veces de Boroka, dado que por el momento Boroka no parece estar disponible para los dos próximos días. El francés nomen nescio y un tío más fuerte que un mojón de Robocop aceptan la sustitución de buen grado.
Tanya tiene el patrocino de O´Neill, marca surfera que no quería dejar de estar en la saga tropical, aunque patrocina un escote que lleva más plástico que el río Motagua.
Simultáneamente, Adam va con su novia a Punta Minitas 12 para que conozca a Boka antes del gran día. Ya sabemos el motivo por el que Boka no está disponible para nadie...
Esta es la última vez que vamos a ver la villa Punta Minitas 12, lo que simboliza que el colchón que Boroka tenía para estas vacaciones de huida y desconexión ha menguado de manera considerable (la mansión se alquila a 3000 dólares diarios, recordemos). A partir de este momento, Boroka pernoctará en el hotel que dirige Tanya, el Hotel Caserma Bayahibe, que ya ha aparecido con anterioridad en grandes filmes de la saga como Puerto Rican Affairs o On vacation with my slim sister.
Boroka, Adam y su novia van de picnic a la playa
Símbología oculta...
La siguiente escena que podría parecer que no tiene mayor interés nos introduce a Samantha, que tiene una relación abierta con el chaval francés. Son bagatelas y deseos: Tanya está coladita por Samantha, pero Samantha a su vez quiere tener un escarceo sexual con Adam... Sin embargo, si se para mientes es posible leer entrelíneas y vais a alucinar.
Hay mucho amor para dar (para ofrendar), y Samantha habla de todo ello sentada sobre el monte de Sion (nombre de la barquichuela), lo cual tiene un gran significado. El sabio Rashi (Rabí Shlomo Yotjaki), nacido en Francia y judío, es considerado el más ilustre analista de la Biblia y el Talmud y para Rashi, el Monte de Sion es la fuente de la alegría: el lugar donde realizaban las ofrendas.
Samantha está anunciándole ofrendas a un francés (misma nacionalidad que Rashi) sentada en la fuente de la alegría, de la que toda la felicidad emana. Sublime.
Boroka viviendo de nuevo en un lugar de su estatus
Rincón del hotel Caserma con las mismas sillas de metal y escaleras.
Tanya le comenta a Boroka que un avión se le retrasó seis horas recientemente y que se perdió la clase de ofimática con Adam. Tanya quiere formarse más para mudarse en un futuro a otro país caribeño con más proyección turística de lujo.
Sorprende que Boroka y Tanya se han hecho uña y carne en unos días de estancia. Es verdad que una clienta que te abona 3000 dólares por noche en Punta Minitas 12 es una clienta a la que cuidar. Ahora Tanya va a tratar de organizarle alguna experiencia única antes de que Boroka regrese a Londrés y vuelva a sufrir el hastío de la vida.
Se han hecho amigas del alma en una semana
Por la noche, Tanya habla con su amigo para organizar las últimas aventuras de Boroka, que se quiere ir a Reino Unido completamente renovada y con la sensación de haber llevado a cabo una enorme venganza ante los cuernos que le puso su prometido. A cambio, Tanya podrá estar con Samantha, que es su gran amor inconfesable.
Probablemente sea este sofá del Hotel Caserma en el que se sentaron los actorazos Jorg Skopje y Tarra Wait para rodar esta escena.
Al día siguiente, Adam el informático llena la camarañola de agua fresca y se lleva a Tanya al bosque de cactus del Padre Nuestro, en el Parque Nacional del Este... so pretexto de recuperar la clase de informático a nivel usuario. Allí, sin embargo, tiene una sorpresa para ella.
(aquí puede verse que Tanya, al ir con falda, se acaba de pinchar con el tronco del cactus).
Samantha les está esperando y por fin Tanya puede cumplir su sueño
El colectivo LGTBI recibe un gran apoyo aquí por parte de Max Bellocchio, que finalmente termina por unir a los personajes de Samantha y Tanya, dos lesbianas que no aceptaban su rol en la sociedad por miedo. Como dijo Iván Sotelo, en un mundo de apariencias, ser quien realmente eres puede ser considerado como algo siniestro o loco. Ahora Tanya y Samantha darán rienda libre a su amor más puro y no debería ser considerado ni loco ni siniestro.
Aquí en este link se explica más acerca de este parque nacional y sus cactus de 20 pies de altura
Último atardecer en La Romana
La película termina con una cálida despedida entre Tanya y Boroka, en el papel de directiva y clienta respectivamente al principio del filme, pero con una fuerte amistad para terminar las casi dos horas de metraje. Una bonita historia de amistad, amor y con una moraleja: si estás en medio del desierto, sigue caminando. Boroka estaba herida en Londres, y viajó al Caribe en busca de la felicidad más primaria y terrenal.
Tanya (Tarra Wait) en la entrada del Hotel Caserma despidiéndose de su clienta vip: Boroka
Felicidad de Tanya con su Mitsubishi Pajero (Montero) al fondo
Agradecimientos antes de subir a la Hyundai H-1 rumbo al aeropuerto de Punta Cana
Este detalle final, el de poner en comparativa un flamante Mitsubishi all road con una práctica y plebeya furgona Hyundai es magistral y le recuerda al espectador que mientras Tanya se queda en el paraíso viviendo la única vida de la que dispone, Boroka regresa ya con la cuenta en números rojos a Londres para trabajar en un hamburguesería del ferrocarril suburbano, o algo peor.
A modo de cloenda, termino con un poema de Bertolt Brecht, y es que a la pobre Boroka su prometido la ha matado en vida, dejándola como una brújula desnortada: "hay muchas maneras de matar. Pueden meterte un cuchillo en el vientre, quitarte el pan, no curarte de una mala enfermedad, meterte en una mala vivienda, empujarte hasta el suicidio, llevarte a la guerra... solo algunas pocas de estas cosas están prohibidas en el Estado de Derecho".
FIN
VALORACIÓN: 1/10
Ficha:
Private Tropical 40 "Boroka does the Caribbean"
Título en castellano: “Boroka se va al Caribe"
Año: 2008
Género cinematográfico del argumento: viajes
Destino paradisíaco: República Dominicana
Actores estelares: George Bull, Tarra Wait, Boroka Calls, Nasty Nice, Lucy Selle, Leigh Dogan, Jorg Skopje
Dónde la puedo encontrar: Private o en una sencilla búsqueda en Google
The first film of the Private Tropical saga on Reunion Island starts aboard a yacht, not far from the coast. Captain Malcomini, his brother Francesco and another sailor take care of a rich Swedish blonde. Just arrived from Stockholm, she has rented a ship trip for herself and sunbathes, relaxed.
Max Bellochio decides to start this new edition of Private Tropical already in paradise, leaving the opening in Europe for another time. The camera flows around the island of Martinique, specifically the Ilet Thierry , and soon focuses on a pontoon that leads to an old hotel.
A palatial room introduces us to this new movie of the tropical saga. A work meeting takes place, in which the manager of IEM Immobiliare, Lenka Saunder (the wellknown Jennifer Dior from the nineties), explains the details of the next business trip that her subordinates Susan and Jennifer are going to take. The destination: the paradisiacal island of Saint Loupen. The objective: to convince Bruno Le Fleur to sell his land to the company to build the IMR tourist complex there.
Naples. Located at the viewpoint of the Belvedere di Sant Antonio a Posillipo , the camera takes a dive down from Castel de Sant´Elmo to Piazza Sannazaro. By the hues of the sky we deduce that the sun has already hidden behind the Mediterranean.
A very brief panoramic view of a subtly colonial enclave places us directly in the paradisiacal destination. In a matter of seconds, we will be immersed in a matrimonial argument full of long faces and rudeness. There are many open wounds in the couple we see on screen, and their stormy relationship will be the common thread throughout the film.
It's midnight. Eve of a wedding in style. The engaged couple strolls through a manicured French garden in Barre Trigano Castle, accompanied by a third woman. - "It is my parents' house" says the future wife. This luxurious mansion has little of a house and a lot of a palace. Everything is going great, even the relationship with the sister-in-law seems to be quite cordial and the atmosphere is calm.
A melodious tropical tune greets us in the opening credits of Max Bellocchio's Caribbean Dream. The title of this film is a clear nod to the American dream, but with palm trees and daiquiris in the equation. The composer, as this filmmaker is accustomed, is Oreste Fiengo and endless confused images are shown to us in an agitated way. We are facing a new Caribbean tragicomedy loaded with love affairs, scams and ship fuel.
On the shore of the sea, on the fine white sands of the Caribbean, lies a gangster dressed in a spotless Trilby hat and electric blue sunglasses typical of a villain from the Austin Powers saga. The capo enjoys the tropical parnassus of the French Antilles, the Grande Terre island of Guadeloupe, surrounded by female deities, toasting with Moët and savoring a Cuban cigar.
The film starts with a front shot of a Rodius-style van, approaching to the camera. What will it carry inside? Well, a film crew that has chosen a heavenly Caribbean destination to shoot a spot to promote an energy drink. Marketing works like this, associating sensations and experiences with a specific product, to win over potential buyers and force them to buy when they go to the supermarket.
The lavish royal dome of San Gennaro, of the Naples Cathedral, places us in space. We are in Italy, at side of the Vesuvius. The film begins with energy, with two strangers loving each other until the dawn, without yet a closed context of who they are and why they kissing and cuddleing during the whole night, in darkness.
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