Crítica de cine: Private Tropical 23 "Hotel Affairs" (2006) (Jamie Crocks, Justine Langley, Diana Bold, Monica Onion)

 

El scrolling es una práctica habitual en las parejas de la actualidad, pero en el año 2006, el cineasta Max Bellocchio supo reflejarlo en un filme cargado de desesperanza y corrupción marital. En la psicología digital, el scrolling hace referencia a la tendencia a prestar más atención a las stories de Instagram o a los vídeos de Tik Tok que a la propia pareja, por ejemplo cuando uno está tumbado en la cama a punto de acostarse. Todo un visionario que, desde el primer minuto de metraje nos transmite que en la relación entre Mr. Cobert y Donna cada uno busca su propio destino. 

Versión argumental de Cotilleos de hotel

TRAILER Cotilleos de hotel

Aterrizamos en la isla de Martinica, en concreto en el hotel Habitation Lagrange, aunque para esta ocasión hace gala de un sobrenombre ganado por derecho propio: Hotel Affairs. Esta denominación es perfecta porque en la película de se trata de un alojamiento perfecto para los que se identifican con el símbolo de una piña del revés: los aventureros swingers. Estamos pues ante un hotel acogedor o cogedor sin la "a" inicial.

Foto de la oblonga casa principal en Getty images. Más fotos aquí.


¿Product placement de la Armée de l'Air en el prefacio? Quizás querían reclutar gente para la futura guerra de Libia... Haz el amor y no la guerra

Comenzamos el largometraje con un suave sobrevuelo de la isla, islas bautizadas como las Granadinas aunque se trata en realidad de Martinica, y sin más dilación ni entretenernos en el entorno nos adentramos se lleno en la alcoba de una pareja feliz que ha venido a pasar una semana al paraíso tropical. Para ella, de nombre Donna, es la primera vez que viaja al Caribe y se halla extasiada por ello. Se alojarán en un hotel precioso, que aunque no es nuevo, mantiene todo el encanto de otros tiempos al ser un resort heritage aunque rozando lo carpetovetónico. A modo de excurso, me gustaría comentar que mientras que a los bares de copas y restaurantes se les prefiere con experiencia e historia, los hoteles no requieren de esa tradición y de ese fondo de comercio; en otras palabras, los huéspedes prefieren estrenar hotel y cama.

Maravillada por el hotel al que le ha llevado su marido

Tratando de que el ardor sensual tape las carencias de la pareja

Foto de una habitación similar en Alamy stock, situada en Habitation Lagrange. 
Con semejante decoración, los colchones podrían ser jergones y no llamarían la atención de la clientela

Tras el alba llega el momento de explorar...

Avanza por el macadán oteando el horizonte en busca de algún pájaro interesante

Si bien la complicidad de la primera escena de la pareja fue correcta, al día siguiente Donna se escabulle de la cama con sigilo sin que Mr. Cobert se entere, y se marcha a explorar los inmensos jardines del hotel y la jungla circundante. Donna no tarda en descubrir a una pareja haciendo el amor en un claro boscoso y, aunque se queda mesmerizada ante el bodegón humanoide sin alterar el curso natural de las cosas, conecta con otro voyeur que andaba por allí y dan rienda suelta a sus instintos más primarios. Nadie está libre de pecado y en el baile de Savoya, Aga Pasha, el padre del turco Mustafá Bey, ya dice que para descubrir si tu pareja es fiel o no debes lanzar una moneda al aire. Si cae de un lado es infiel, y si cae del otro tiene un amante, solo si se queda flotando en el aire es fiel a tu persona...

Regresa despeinada... "Quizás debería haberle puesto un cascabillo", piensa para sí Mr. Cobert

Mr. Cobert la ve llegar con la cara turbada, una cara que conoce bien, y con el pelo movido, por lo que él ya es consciente lo que ha ocurrido... Hay cosas que nadie sabe mejor que tu pareja. El perfecto marido la invita a tomar asiento para disfrutar de un desayuno continental, pero renuncia a esas ambrosías como si ya hubiera visitado una salumeria de buena mañana (¿por qué será?) Ella alega que simplemente ha dado un inocente paseo por el jardín del hotel y le sugiere que vayan a la playa para darse un chapuzón.

Tratando de encender las pasiones de aquellas primeras semanas...

La siguiente escena, a la orilla del mar, produce una profunda tristeza que evoca en el espectador los recuerdos de aquellos amores no correspondidos. Mr. Cobert da todo de sí mismo, intenta responder a los desplantes de su mujer con una sonrisa, trata de ver el lado bueno de todas las cosas y darle cariño, pero ella en cambio permanece a cientos de kilómetros, alejada emocionalmente y con ganas de huir.
Les falta un proyecto en común y es algo a la vista de terceros.

La sonrisa de un recuerdo ya marchito

Hay una separación manifiesta entre los dos miembros de la pareja que se plasma en este fotograma

Mr. Cobert decide no bañarse en un primer momento, lo cual acentúa todavía más sus separadas visiones y filosofías de vida. Para cuando él trata de poner solución, es ella la que se aleja, en un tira y afloja interminable más propio de las escapadas en un puerto especial del Tour de Francia que de un dueto de enamorados.

Cobert se acerca

Ella se aleja...

Donna propone explorar la isla a sabiendas de que el apático Mr. Cobert declinara la oferta, algo así como cuando le propones a tu novio ir a ver una muestra de exposición de arte con macrame. Tras unos minutos deambulando por el litoral caribeño encuentra en un islote cercano a una pareja haciendo el amor, y en esta ocasión decide unirse. Esta película se está convirtiendo en una suerte de episodio lúdico festivo al más puro estilo de Pasión de genitales.

Restaurante a la carta

Él se inclina hacia Donna, pero ella se queda hierática

Los dos escarceos de Donna, de los que Mr. Cobert tiene indicios tan potentes que se podrían considerar cuasi certezas, le duelen en el corazón, y al terminar de cenar, viendo la actitud fría de su mujer, decide evitar un monote que amargue la cena al resto de comensales y decide irse al salón de fumadores a pensar en soledad

Foto de la carcundia sala del restaurante en Shutterstock

La trama se desata

Dos jóvenes se cercioran de la notoria sensación de hastío que se está apoderando de la pareja y buscan el encuentro con Mr. Cobert entre el humo de los cigarros. Se mueven por el interés, pero no sabemos todavía lo que ocultan esta pareja de trapisondistas.

Salón de fumadores, como en el Titanic

El señor Oscar LeFleur fuma con estilo pero viste una camisa del rastrillo

Oscar LeFleur y Mario son dos malajes que ya se han informado en recepción del nombre de Mr. Cobert y le proponen ir de pesca, pero en una jornada en la que el pescado ya está comprado (a buen entendedor...). En definitiva, han puesto en marcha un proceso de cooptación porque les falta un tercer hombre para satisfacer las expectativas de la marinera de turno...

A veces lo más inteligente es hacerse el tonto

Mario, el contramaestre de esta historia turbia de grumetes descarriados

Cobert, para sorpresa de nadie, decide tirar la manteca al techo y que sea lo que Dios quiera. Se apuntará a esa jornada de pesca porque como he expuesto líneas arriba, su mujer de comporta de forma muy extraña, casi sospechosa, desde que han aterrizado en el paraíso. Ahora bien, también hay un dicho muy bueno a tener en cuenta: "el que algo teme, algo debe".

Dormir es la forma más efectiva de hacer el vacío y a Donna sus paseos la dejan neurasténica perdida

Esta grabadora tiene más información que la de Aldama...

Al llegar a la suite, Donna duerme, exhausta de sus largos paseos de aventura y entonces Mr. Cobert nos sorprende con una grabadora típica de los agentes dobles, en la que ha quedado registrada toda la conversación con Mario y Óscar que ha tenido lugar en el club de fumadores. Hay frases realmente comprometedoras, pero todavía no podemos imaginarnos el rédito que va a obtener Mr. Cobert con esta garramia conversacional. Como dijo Julián Lago "compra silencios a cambio de secretos".

Dos bollos esperando en el escaparate de la pastelería del barrio

Hoy estoy soltera pero sin que lo sepa mi novio

Mientras Cobert disfruta de las bellas especies de alta mar, Donna conoce a una joven de moral distraída, Dania, mientras toma el sol en la piscina del hotel. Donna había visto a Dania el día anterior disfrutando en la jungla de la compañía de un mulato. Bajo este pretexto llegamos al comentario más racista de toda la saga: "te vi con ese mulato en el bosque, pero no hay ningún problema porque a mí me gustan los hombres de color". Si interpretamos la frase, parece que Donna autocalifica sus gustos por los hombres de color como algo inusual, y eso precisamente es lo que convierte los gustos de Dania en algo más justificable. Realmente es un comentario duro e impropio de esta sucesión de películas en las que impera el buen rollo. 

No hay mejor negociación que la que se lleva a cabo con un Tequila Sunrise en la mano

La conversación termina con una petición de Donna para que Dunia se lo presente lo antes posible, dado que al negro le gustan mucho las rubias.
Además, Donna pide total discreción, sobre todo con su marido, y Dunia le responde que "son amigas" antes de presentarse como tal, dado que hasta ese momento no conocían sus respectivos nombres. Todo muy cómico y desopilante.

Recobrando energías tras la jornada de pesca de arrastre...

Bandolero y voyeur

Después de la "salida en barco" los tres piratas hacen balance de daños y ahí es cuando Mr.Cobert se entera de que las esposas de Oscar y Mario están forradas. La esposa de Mario, por ejemplo, es la propietaria de una cadena hotelera que cuenta con un centenar de alojamientos por toda Europa: Amsterdam, Praga, París, Roma, Londrés, Barcelona... La esposa de Oscar, por su parte, es de ralea noble, ya que proviene de una familia aristócrata de Lyon. Y ahí, justo en ese preciso momento es cuando Mr. Cobert ve una oportunidad. 

Mr. Cobert, que por cierto tiene un aire a Salvador Dalí, aplica cada día una rutina 
que ni Patrick Bateman, incluso utiliza bigudíes 

La grabadora de Koldo es waterproof

Mr. Cobert ha grabado toda la información sobre las esposas de Mario y Óscar y ahora va a tratar de contactar con ellas para proceder con su plan maestro. Amigos de viaje que se lo han dado todo, incluso un día de pesca en yate; y a los que va a irrogar sin dudarlo ni un segundo, a los que va traicionar con un torpedo en la línea de flotación sin ningún remordimiento.

Amigas para siempre, means you'll always be my friend

Donna le pregunta a Dania por el jayán mulato, dado que el deseo va en aumento y ella le responde con buenas noticias: ha agendado un encuentro en la orilla del río justo al día siguiente. El sueño de Donna se va a hacer realidad pero se está adentrando en la oscuridad propia de los escarceos poliamorosos. Oscar Wilde dijo que una vez es una tragedia, dos es un descuido; a lo que yo añado que tres veces es vicio.

Las redes de este pescador han atrapado un magnífico ejemplar de sirena africana

Fotos con salseo que ponen en solfa una realidad axiomática

En la siguiente escena no se nos pone en contexto y el espectador se queda perplejo ante la aparición de esta pareja a la orilla del mar, pero pronto nos damos cuenta de que el muchacho (Jorg Skopje) es un detective que ha tomado fotos del encuentro del segundo día, cuando Donna se fue a explorar la isla. El detective está en compañía de una joven que deja entrever que el equipo de producción decidió contratar a celebridades vernáculas.

Dos de los grandes saldan este niquiscocio

La joven se acerca en cuanto huele el dinero

Después de haber cubierto la parte gráfica, Mr. Cobert continúa haciendo sus pinitos con la grabadora. Ni Villarejo se atrevió a tanto... En esta ocasión, -Mr. Cobert declina el ofrecimiento y se irá de compras con su mujer. No se trata de ser un parguela, sino de mantener las formas antes de la estocada final que dará un giro definitivo a su vida.

Mas reuniones a media luz y con micrófono activado

Como si nada pasara...

Pero Cobert está destruido por dentro

"Por qué me has engañado cuéntame..."

Mr. Cobert ha puesto en la balanza los años de trabajo con horas extra para pasar una semana en el paraíso o la vía rápida para conseguir que las vacaciones ocupen la mayor parte del año y los restaurantes de dos tenedores sean el pan de cada día. El haber descubierto lo que hace su mujer cuando se escapa por el jardín ha puesto su vida patas arriba y es que los deseos reprimidos en el interior (deseos de fortuna y opulencia en este caso) se entrechocan con las situaciones de celos en los matrimonios disfuncionales.

Ubérrima selección de fotos para hacer todo un álbum de infidelidades que 
Mr. Cobert contempla sin rezongar lo más mínimo

El cineasta Max Bellocchio quiere que el espectador se sienta ahora un poco mejor y empatice con Cobert, y por eso llega el momento en el que el detective le muestra las fotos de Donna con un negro de picnic, a la vera de un río tropical, comiendo un buen mofongo. 2000 dólares por saber de qué está hecha una mujer; es un precio asumible. Una gran moraleja de esta película que fue nominada a los premios Foya en España y que se llevó la Nalga de oro en Cannes. A continuación, a Mr. Cobert se le presenta una ocasión pintiparada para desquitarse y que hace las veces de revulsión: a partir de aquí todo va a ir a mejor.

El detective le ofrece en desagravio una buena alegría para pasar las penas. 
Un poco de agua no se le niega a nadie

El plan ya está en marcha

Después de desfogarse sobre la fina arena de Martinica y al caer la noche, Mr. Cobert telefonea a una mujer. El detective le ha conseguido por cortesía el número de contacto de esta misteriosa joven. No sabemos todavía de quién se trata, pero pronto saldremos de dudas pues el encuentro entre ambos se emplaza al día siguiente en la tienda budista.

Logotipo de la tienda budista

Grabación...

Fotos...

... y la presa

La mujer de Oscar LeFleur ha volado desde Lyon con escala en París para escuchar las urentes grabaciones que pondrán punto y final a su tendencia a la hibristofilia. Además, Mr. Cobert ha descubierto que su mujer es infiel empedernida y que le gusta la variedad, por lo que podrá pedir un divorcio favorable ante el juez esquivando molestas probatio diabolicas. ¿La siguiente etapa de este viaje? Mr. Cobert y la aristócrata francesa de rancio abolengo se citan en Barcelona para conocerse mejor y empezar una nueva vida juntos... Para terminar, nada mejor que parafrasear a "El príncipe del trap" con uno de sus versos, ya que que resume muy bien el modo de actuar de Mr. Cobert: "la codicia va de piloto".

El buda les mira impertérrito, como las estatuas contemplan los problemas terrenales de la familia Di Sangro en el filme Parthenope del maestro Sorrentino

FIN

VALORACIÓN: 7/10

Ficha:

Private Tropical 23 "Hotel Affairs"
Título en castellano: “Cotilleos de hotel"
Año: 2006
Género cinematográfico del argumento: chantaje y relaciones extramaritales
Destino paradisíaco: Martinica
Actores estelares: Max Descortés, Jorg Skopje, Jamie Crocks, Justine Langley, Diana Bold, Monica Onion, Kevin Thong
Dónde la puedo encontrar: Private o en una sencilla búsqueda en Google

Link to english version

Comentarios

  1. Cómo siempre un gusto y una risa este viaje por la parte argumental de estos "clásicos". Sí Aldama y Koldo hubiesen visto esta peli no andarían como están.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Moview review: Private Tropical 2 "Sunrise" (2002) (Jane Cruising, Sandra Pay, Jodie Moose, Valentina Belly)

Movie review: Private Tropical 8 "Ocean Dream" (2004) (Sarah Swain, Claudia Lassi, Veronica Sinchair, Julie Pilver)

Movie review: Private Tropical 19 "Deadly Love in Paradise" (2005) (Sunny Day, Laura Prion, Jane Cruising, Belicia Steer)

Movie review: Private Tropical 32 "Summermix job in Guadaloupe 1" (2007) (Yasmine Cold, Jessica Poore, Lucie Teadoraba)

Movie review: Private Tropical 11 "Dream girls in St. Martin" (2004) (Jessica Fay, Janet Alano, Ellen Haint, Cristina Pond)

Movie review: Private Tropical 33 "Summermix job in Guadaloupe 2" (2007) (Boroka Calls, Judith Vox, Morgan Spoon)