Crítica de cine: Private Tropical 4 "Caribbean Vacation" (2003) (Sandra Pusso, Jessica Fay, Sheena Seal, Sandra Pay)


Nápoles. Situados en el mirador del Belvedere di Sant Antonio a Posillipo, la cámara realiza un picado hacia abajo desde el Castel de Sant´Elmo hasta la Piazza Sannazaro. Por las tonalidades del cielo deducimos que el sol ya se ha escondido tras el Mediterráneo.

Private Tropical 4 Caribbean Vacation trailer (en castellano)

Parte 1 de la versión argumental Caribbean Vacation (en castellano)

Parte 2 de la versión argumental Caribbean Vacation (en castellano)

Panorámica de Nápoles en la película

Mismo encuadre en la actualidad

Todo el barrido de la cámara.

El plano sucesivo nos sitúa en las oficinas de una consultoría financiera en donde el aroma a viernes lo invade todo por completo. Todos se van de fin de semana y algunos incluso comienzan vacaciones. Incluso llega el típico vendedor con cierta independencia organizativa que dice “buenos días” las 19:00 horas y que nada más llegar y dejar los catálogos, se esfuma de la oficina hasta el lunes. Por desgracia, a Franco todavía le quedan algunos trámites que hacer y despide a sus compañeros entre papeles. 

Los que van a currar te saludan

Va a apurar sus últimas horas en su puesto antes de irse de escapada a la playa con su mujer. En pleno frenesí documental suena el teléfono directo de la oficina de Franco. Es el manager, que le solicita que acuda de inmediato a su despacho.

Algunas llamadas matan

Malas noticias... El manager le recuerda que el próximo lunes hay convocada una inspección por parte del Director General y el expediente 227, asignado a Lambertini, no está contabilizado y el lunes vence el plazo. Franco intenta escurrir el bulto instando a que el propio Lambertini haga las horas extra, o Hugo Noti, pero el manager le replica que uno se va de vacaciones y el otro no es un hombre concienzudo y que no se fía de él. 

"El trabajo es lo primero, Franco, míreme a mí"

El manager opta entonces por una dudosa técnica de coaching que es anunciarle a Franco que cuando esté en la playa este fin de semana, degustando langosta, sabrá que se lo debe todo a él. 
Franco acaba cediendo y acepta echar el resto del fin de semana poniendo orden en los asientos contables y facturas aunque es más que probable que su mujer se lo tome realmente mal. De hecho, una llamada lo confirma: su mujer le tilda de inútil para arriba y aprovecha para recordarle que pasa más horas en el trabajo que en casa y le manifiesta celos hacia la figura de su madre.

La histérica de su mujer no lo comprende

Lambertini entrega el palimpsesto de Verona delante de un calendario de Vetroasfalto

El pesado legajo que le lleva Lambertini a la oficina es un maremagnum de documentos timbrados, facturas y tickets. Un océano burocrático en el que Franco va a tener que sumergirse durante varias horas, y lo comprende nada más abrir el mamotreto. Y además le entrega un voluminoso maletín de cuero negro que alguien se ha debido de dejar en la oficina aquella misma tarde. Franco no está contento y detecta en las palabras de Lambertini cierto escarnio, lo que termina por enfurecerle por completo.

Che fato!

La noche es muy larga y el director Max Bellocchio nos enfoca al reloj del despacho de Franco haciendo un claro guiño a "El precio del poder" Scarface en la escena del lavado de dinero con los contables infiltrados. Algo importante va a pasar...

Toda la noche sumando los tickets...

Desaliñado y desvariando, con el amanecer entrando por la ventana se sorprende a sí mismo al concluir que nadie, en toda la noche, ha ido a recoger la maleta de  cuero. Es lógico porque los que no son unos pringados, por las noches duermen. A pesar de su agotamiento físico y mental, decide descubrir su contenido y, para asombro de ningún telespectador, el horrendo maletín de doctor contiene tres generosas bolsas de diamantes sudafricanos, un fajo de billetes de 500€ (que confisca en ese mismo instante) y una tarjeta de embarque de primera clase al Caribe, para el vuelo de las 9:30h.

Diamantes de sangre

En un último arranque de pringao decide llamar a su mujer, Patricia, para informarle sobre el hallazgo, pero su mujer le grita sin moderación, abroncándole por llamarle a aquella hora intempestiva y calificando sus palabras de fantasía.

Los azulejos de baño más cutres que verás hoy

Ante tal reprimenda mañanera, Franco toma las de Villadiego y se exilia al Caribe, en donde estará a salvo de su jefe explotador, del inepto de Lambertini y de las garras de Patricia, la arpía que le ha estado amargando la vida desde que dio el "Sí, quiero".

Operación rubiaca

Traficando con diamantes en el Caribe

Sin embargo, no todo es sexo y cocktails a la orilla del mar,y Franco tiene un empleo bien remunerado: vender diamantes. Con los emolumentos de esas transacciones se ha comprado una mansión en Le Gosier, un yate, un roadster alemán y un restaurante cubano que va a usar como lavadora de dinero, y ahora vuelve a tener tensiones de liquidez y le pide a su edecán, de nombre Darío, que consiga a un comprador potente al que colocarle el resto de las piedras preciosas. Darío, bien conectado en la isla de Guadalupe, le adelanta que va a quedar por la tarde con un tal Carlo, un pez gordo de las Antillas al que puede comentarle sus intenciones de vender las joyas.

Los amigos, también los ha comprado, como Escobar.

En el puerto de la Marina de Pointe-a-Pitre, el compinche Darío se reúne con Carlo y le dice que conoce a alguien que puede venderle diamantes, cocaína (?) y que se lo presentará a cambio de una comisión. Carlo acepta y le pide que monte una reunión para la mañana siguiente.

Por la tarde: camisa limpia, desodorante, aunque las mismas gafas de Chimo Bayo

Mientras se produce la reunión en el puerto, Franco farda de un Mercedes SLK roadster R170 plateado, y de mujer leal, y regresa a su casa ubicada en el Impasse du Madrepore para darse un bañito en la piscina y lo que se pueda rascar. La verdad es que con sus mujeres, su coche, su mansión y su prepotencia, Franco parece haber dejado atrás su candidez, de hecho, no deja de imaginar continuamente qué pensarían su antiguo jefe y sus amigos si supieran de su nueva vida caribeña.

Coche de la mafia

En cuanto al registro musical, al principio de esa escena el espectador cree que suena música diegética proveniente de los subwoofers del precioso roadster alemán. Sin embargo, el coche desaparece de la cámara y los ritmos de inspiración flamenca compuestos por Oreste Fiengo acompañan a la pareja hasta la piscina de la villa, así que se trata de música extradiegética. Una forma efectiva de interacción con la audiencia.

Hay que estrenar la mansión...

Piscina esquinera

Mejor calidad de imagen en Bing Maps

A la mañana siguiente, Franco y Carlo se conocen por fin en el puerto y fijan el acuerdo de la venta del resto de los diamantes en 600000 euros. Es un precio módico pero es una venta definitiva y a Franco el inmovilizado le presiona demasiado; lo que necesita ahora es dinero en efectivo. Acuerdan realizar el intercambio esa misma noche, en el restaurante cubano de Franco.

Pique de camisas hawaianas ¿Quién ganará?

El lugar de quedada es el Restaurant Café Cubano, que es un garito con olor a Ron Negrita, a madera enmohecida y a rotulador posca. Franco se ha hecho con él para blanquear los capitales que le llegan con la venta de diamantes. Banderas cubanas, cuadros del Che Guevara y firmas manuscritas de todos los confines del planeta decoran sus paredes. Un auténtico reducto pirata en el que refugiarse de los malhechores.

¡Cuba libre!

"Me tienes que dar el maletín, hombre"

Franco es ahora un trilero que lidia con la mafia y los capos del narcotráfico sin despeinarse, y decide que no le va a entregar los diamantes hoy. Le compensa con la compañía de Samantha, que accede a cambio de dinero a irse a pasar la noche con Carlo y a hacer una excursión en su yate. Carlo demuestra que le falta disciplina al acceder a anteponer el placer al trabajo.

Demasiado fácil ¿no?

Pero lo inevitable, por más que se pospone, acaba llegando y Franco acude por la tarde a la mansión de Carlo. Estamos ante una de las escenas clave de la película. Nada más llegar Carlo y Franco comienzan a platicar en compañía de sus esbirros, y Carlo, que sostiene la bolsa con los 600000 euros, da serias muestras de impaciencia.

"Mena" con diamantes

Esta escena fue rodada en el salón La Kak a Zak, una casa de Deshaies situada en el Impasse del l´Harmonie

Desde otro ángulo

Franco empieza pronto a poner trabas, alegando que guarda los brillantes en el coche, y entonces su compinche Darío, que sobre todo es amigo del dinero, exige la comisión. Carlo le comunica a Richard que ha llegado el momento de "pagarle" y sin mediar palabra, el sicario calvo le apunta a la yugular con el cañón de una pistola.

Pago en 44 mm.

Richard, alias "el Mohicano"

Tras liquidar al codicioso matón de Franco en la calle de atrás, el siguiente paso es evidente. Carlo le da la orden de matar a Franco allí mismo regrese del coche con los diamantes. Richard, impasible, acata el mandato tranquilo y luciendo una escuela digna de experimentado maleante del Cartel de Medellín.

Sin embargo Franco va a esquivar una vez más a su destino y le notifica a Carlo que los diamantes no están y que quizás su novia morena, Bernardette, se los ha llevado a casa, para custodiarlos mejor. Carlo está harto pero necesita los diamantes para su cliente, con el que ya ha apalabrado la operación así que no queda otra opción que posponer de nuevo la transacción hasta el día siguiente.

El Mohicano es mucho de encañonar a la mínima.

Inmediatamente después de que Carlo y Richard han abandonado el apartamento, la novia de Franco sale del escondite desde el que ha grabado toda la escena de la extorsión, asesinato y tráfico de diamantes. Le entrega la cinta a Franco sin más demora, cinta con la cual espera poder llevar a Carlo y a Richard ante la justicia antillana.

Cámara de vigilancia 

Tras la angustiante situación, en la que Franco ha transpirado más de lo esperado, se da una ducha, se calza una nueva camisa hawaiana y se va al Café Cubano, para quedar con un amigo y guía turístico que va a convertirse en su nuevo vasallo, en ausencia del malogrado comisionista al que Richard ha quitado la vida.

Jack, el nuevo y oscuro miembro del sicariato

En la misma barra del bar le hace entrega de la cinta para que la esconda bien, a salvo de Carlo y sus secuaces. Este narcothriller se va poniendo cada vez más interesante, con ciertos guiños a las organizaciones criminales que sembraron el terror y la muerte en Colombia. También le entrega un fardo de billetes porque al parecer lo perdió todo en el póker la noche anterior. Tendrá poco dinero pero el día anterior estaba en la piscina de la Villa de Mougins.

Ayer en la villa de Mougins

Imagen 2d de google maps actual. Le Devens, Mougins. 

Y después, como si de Carlito´s Way se tratase, empieza a apremiar a los feligreses porque es hora de cerrar.

"Apuren el trago, que ya es hora de echar el cierre"

El póker y las mujeres no son aficiones propias de un buen custodio

Finalmente, Franco se las ingenia para quedar con Carlo en la incomunicada isla de Gosier, en lugar de en el puerto, que es un lugar más expuesto a las emboscadas. Acude en barca con Jack hasta la playa en la que Carlo espera paciente y relajado, tan solo con las bermudas.

Franco y Jack en el desembarco de la bahía de Cochinos

¿Adivinas? Hay un problema

Carlo es un mafioso demasiado crédulo porque Franco le ha pospuesto la transacción ya en tres ocasiones, y se viene una cuarta, pero esta vez contándole que "aquella zorra", que ya no es la novia con la que se pavoneaba en su Mercedes deportivo, ha grabado sus negocios turbios y exige el pago de 1000000 de dólares o entregará la cinta a la policía. Franco le propone que le dé el dinero a él y organicen poco después una quedada en el Cubano, en la que Carlo podrá rajarle el cuello a la zorra extorsionadora.

Sed de sangre

Carlo no es consciente todavía de que le han estafado y aunque no parece una de esas personas que encajen bien la derrota, pronto comprenderemos lo cancelado que está. Max Bellocchio da un nuevo giro al guion y deja sin palabras al espectador

Corsarios...

Con camiseta de Hard Rock café

Observamos atónitos que Darío está muy vivo, en compañía de Richard "El Mohicano", que ha traicionado por tanto a Carlo. Franco habla con ellos y como un buen líder decide dividir los 600000 euros que le ha entrado Carlo en Gosier, en tres partes iguales, para motivar a sus sicarios. Ahora, tan solo hay que buscar nuevas víctimas para replicar el modelo de éxito.
Darío le dice que conoce a un par de tipos forrados y que pueden intentarlo con ellos. Franco le recomienda agasajarlos en el bar y cerrar el acuerdo en el Hotel Sur. En ese instante, bajo la sombra de  una palmera, Franco reflexiona en cómo ha pasado de ser un chupatintas a un traficante de diamantes que vive en el Caribe con mujeres, lujo y, de nuevo, dinero en efectivo, por fin. 

Las extorsiones continúan


Después de haber descubierto esta alianza, ya sabemos que a Carlo le queda muy poco por vivir. Franco le ordenará a Richard más pronto que tarde que termine con la vida del pez gordo, y así él ocupará el trono de la mafia antillana de ahora en adelante.

Extorsiones preciosas Soc. Coop.

Darío informa en el Café Cubano a los dos pastosos que esta noche cerrarán el trato con el jefe, pero que ahora les deja a Samantha (todas las rubias se llaman igual), la secretaria, para cerrar los últimos flecos de la operación. El Café Cubano queda temporalmente clausurado para estas últimas negociaciones, pero eso no es un problema porque Franco es el dueño del local.

Secretaria cumplidora

Sin embargo algo ocurre y se frustran los planes de Darío, Richard y Franco. Su idea inicial era que Bernardette grabara toda la escena en el Hotel Sur para volver a realizar la extorsión, pero Robert es muy avispado y decide que la operación se cerrará al otro lado del charco, en Cannes, en el Hotel Relais de la Reine, que está situado en el Boulevard de la Croisette 

La lujosa Cannes y el Hotel Relais de la Reine

Casi 20 años después siguen luciendo moderno y elitista

Imagen frontal del hotel, en la actualidad

Vídeo del 2022

Franco viaja de urgencia hasta Francia, con vestimenta caribeña, y acude a la suite en compañía de una putilla que ha contratado en plena calle, en las inmediaciones del hotel Carlton, en reconocimiento de la inteligencia de la que Robert ha hecho gala al citarle en terreno neutral. Los corsarios valoran mucho este tipo de actuaciones y a veces dan lugar a alianzas. Quizás en un futuro próximo, Franco necesite un aliado en Europa. Franco le entrega los diamantes sin vacilar, se despide y deja a Robert en compañía de la cortesana francesa.

Comprobando la dureza en la escala Mohs

De regreso a Guadalupe, con el dinero fresco, Franco se compra un Porsche 968 cabrio en color obsidiana, que no es un tono problemático si tienes a lo súbditos pendiente de tenerlo siempre reluciente. Además, a pesar de que la última jugada no ha salido tan perfecta como creía, Franco tiene el ego disparado y, aunque Darío le advierte acerca de que el siguiente cliente potencial es alguien muy peligroso en el área de las Antillas francesas, Franco le replica que ya ha tratado con la Camorra, con la mafia china, con traficantes colombianos y que no tiene nada que temer.

Los deportivos son vivo testigo de un nuevo rico, pero si es un clásico como este Porsche 968 es un pecado excusable

Darío habla con Don Carlo que, sin ni siquiera abrir los ojos, acepta el trato siempre con la condición de comprar toda la mercancía y en el caso de que los diamantes estén a buen precio. Al final, son muchos años en el negocio de las piedras preciosas y sabe que cuando se presenta una oportunidad de estas características, no hay que dejarla escapar. Además, esta nueva operación le servirá para recuperarse de un duro golpe que sufrió hace unos meses.

"En ese caso, lo compro todo"

Cuando se fijó la cita para la operación en el islote de Gosier Franco debería haber recordado que fue allí donde traicionaron al violento Carlo, pero la soberbia le nubló la mente a nuestro querido chupatintas reconvertido en capo y acudió allí en solitario, sin Richard ni Darío.


Este maletín es idéntico al que perdí yo en París...

Cuando llega el momento clave, Don Carlo se da cuenta de que el maletín es el mismo que el que perdió en Nápoles. Franco le asegura que los compró en París pero ya no hay escapatoria. Se ha quebrado la confianza y para incrementar el malestar general, Franco le confiesa que ha vendido ya gran parte de los diamantes. Don Carlo, dominado por la ira, ordena su ejecución allí mismo.

Impresionante plano picado, el que nos regala Max Bellocchio

Todo era un sueño...

Lambertini acude por la mañana a ver si había ocurrido algo, ya que nadie respondía a las llamadas, y al entrar en la oficina descubre a Franco soñando, intentando zafarse de algún agresor que quiere estrangularle. Franco está muy confuso, sin embargo, el dossier ha sido contabilizado de forma correcta.

Ilusiones archivadas en 3,2,1...

Aun así y todo, Franco se da cuenta de que el maletín, idéntico al del sueño, sigue estando sobre su escritorio y comienza a confabular acerca de si el sueño podía tener algo de premonición. Aunque cuando decide acercar su mano al cierre....

Y aparece el verdadero poseedor y propietario...

Al señor, un rastafari de unos 50 años, se le veía apurado, pensando en que había perdido "cosas muy valiosas" sin especificar más, y añade que también contiene un billete a las Antillas para dentro de 1 hora. Como guinda final y en muestra de gratitud por haber guardado el maletín, asegura que le enviará una postal a Franco, desde el Caribe

Con una postal se arregla todo

Franco ha recibido un duro golpe de la realidad, aunque pensando en modo optimista, ahora es consciente de que su carácter y su codicia le hubieran llevado a tomar malas decisiones y a morir en manos del sicariato antillano. Ahora vuelve a tener toda la vida por delante, con su trabajo de chupatintas, su despacho con humedades, sus azulejos de cuando Mussolini gobernaba, y su amable mujer Patricia... Está claro que hay pesadillas que no son tan malas como aparentan.

Si hubiera sido así mal final, ¿pero y si no? La cosa es el "y si no"

FIN

VALORACIÓN: 9/10

Ficha:

Private Tropical 4 "Caribbean Vacation"
Título en castellano: “Escapada al Caribe”
Año: 2003
Género cinematográfico del argumento: gángsters 
Destino paradisíaco: Guadalupe
Actores estelares: Sandra Pusso, Jessica Fay, Francesco El Manco, Sebastian Zarrio, Melody Tragic, Sheena Seal, Sandra Pay, Joachim Kettle, Greg Centavo, Rodolphe Bactrim, Kyra Rat
Dónde la puedo encontrar: Private o en una sencilla búsqueda en Google

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