Crítica de cine: Private Tropical 30 "Deep Lust" (2006) (Leanna Wet, Janet Toy, Sahara Knight)

 

Unos trompeteos dignos de un concurso vespertino de TV generalista introducen este thriller filmado íntegramente en territorio africano. La costa de Madagascar y su geología volcánica predisponen al espectador, que va a presenciar el auge y final de un guionista caído en desgracia por culpa de sus dos perdiciones: la bebida y su promiscua esposa.

Trailer de Private Tropical 30 Deep Lust (VOSE)

Parte 1 de Deep Lust en Youtube (VOSE)

Parte 2 de Deep Lust en Youtube (VOSE)

Nicolas Stones era un mancuniano feliz y exitoso que se había afincado en el paraíso. Fue el primero que consiguió pactar un teletrabajo digno de mención. Vivía en la costa norte de Madagascar rodeado de placeres. Poseía todo lo que un hombre desea: bonanza económica, una villa en una playa tropical, un yate y buenos amigos...
La fortuna le sonreía y era un hombre hecho a sí mismo, que disfrutaba con su profesión y al que se le valoraba por su talento innato y su larguísima trayectoria.

Nicolas, metiendo tripa para el posado

Leanna Sweet emulando a Ursula Andress en "007 contra el Dr No" delante de Nosy Komba

Foto de la Isla de Nosy Komba tomada por un usuario en agosto de 2019

Una existencia inmejorable se nos muestra ya en la primera secuencia. Su vida cotidiana se aderezaba frecuentemente con abundantes mujeres lindas como Shelda, con la que solía alternar sobre arenas amarfiladas a expensas de la brisa tórrida del océano Índico.

¡A la buena vida!

Sin embargo, esa vida de ensueño pertenece ya únicamente a los recuerdos de ese hombre llamado Nicolas. Con un ágil flashback, Max Bellocchio nos traslada a la actualidad. Nicolas Stones se halla ahora sentado frente a un juntaletras con ínfulas de reportero de viajes, dispuesto a darle una gran exclusiva en formato entrevista: le ha vendido los derechos a un corresponsal algo iconoclasta por tan solo 2000 dólares y unas cuantas bebidas gratis. Nicolas adolece de una acentuada adicción al alcohol y de un aspecto desaliñado, tiene el orgullo por los suelos y el corazón fulminado. Su realidad se ha reducido a beber, sólo (ahora sí, con tilde diacrítica), y en soledad, y diariamente realiza un masivo pogromo de células hepáticas, encaminándose sin remisión hacia un colapso cirrótico o a una inmolación preso de la dipsomanía.

El periodista hace entrega del licor por la obligación contraída, aunque a regañadientes…

Después de beber «a opla», Nicolas ya está preparado para responder preguntas…

El antaño creador y guionista de la serie de televisión «Sex out of the city» se sincera ante el gacetillero, que se ha trasladado hasta la isla de Nosy Be para obtener una suculenta información y unos cuantos titulares que también le permitan seguir empinando el codo en las tabernas de su ciudad. Las prioridades del género masculino son similares, a pesar de las acusadas diferencias sociales.

Logo de la serie

Forzando una mueca preocupación, como los entrevistadores mediocres

Lo primero que nos cuenta Nicolas es que, después de sus escarceos con Shelda, apareció Shelly de repente. Shelly es una británica de Lancashire, con ascendencia india, que también vive exiliada en Madagascar y con la que no tardó en prometer esponsales. Las prisas no suelen funcionar para este tipo de compromisos vitales, sin embargo, nada ni nadie les frenó.

Nicolas ahonda en su memoria enfrente del reportero, denotando sufrimiento, y  acto seguido nos sumergimos en una fiesta en Andilana Beach, en la que aparece conversando con un senador regional de Madagascar, al que presenta a Shelly, su futura cónyuge, en medio de la recepción de amuse bouche y dress code de etiqueta.

Recepción diplomática

Este mandatario, que se oculta con unas gafas de sol por las que se desviviría un dictador de república bananera, ha medrado para que la televisión local adquiera todos los derechos de «Sex out of the city». Nicolas promete adaptar el contenido y censurar todas las palabras ofensivas de las escenas e incluso cambiar el nombre de la misma, quizás por Lex... por darle un toque juridiqués. 

Minutos después, los futuros desposados se despiden para ir a atender una entrevista con el canal BBG, que Nicolas tiene apalabrada. Todo son grandes noticias y es una vida de altos vuelos.

La bisutería ordinaria y las camisas horteras son la elección, incluso en esta reunión consular. Hechos el uno para el otro.

Malversador o liberador. Depende del bando

La serie «Sex out of the city» era realmente una bomba comercial y la compañía productora extendió el contrato de Nicolas por tres años más, a razón de tres millones al año. Nicolas teletrabajaba a miles de kilómetros de su contratista y subsistía de los derechos devengados de su propiedad intelectual, lo que a buen seguro llamará la atención de todas las personas ávidas de ingresos pasivos que, de vez en cuando, se dejan caer por este blog por culpa del hastío y de sus anhelos de jetsetter.

El contenido del tabloide se cocina sobre tablones

Para celebrar el nuevo contrato, Nicolas y Shelly auspiciaron una fiesta en su catamarán, fondeados en una cala, y Nicolas bebió en exceso, lo cual le provocó un amodorramiento severo que le dejó completamente aturdido en la bodega del navío. Su mejor amigo Marco y su novia Martina, así como su prometida Shelly se quedaron en cubierta, con las gargantas tibias a «blue lagoons» bien cargados, tostados por el sol pseudo ecuatorial y muy acaramelados. Pronto, todo se descontroló...

Dos papayas jugosas y un plátano en su punto

La india clava la mirada en el zíngaro

¡Ayudadme a izar la vela y veréis qué felicidad!

Nicolas Stones no advirtió la cornamenta al regresar a tierra firme, ni siquiera la intuyó lo más mínimo, pero Martina terminó por confesarle tal descomedimiento sicalíptico con posterioridad, al cabo de unas semanas. Aquel duro golpe desencadenó una depresión y Nicolas comenzó a beber más y más. Su pítima perenne derivó en un incumplimiento contractual con la productora de la serie, y ésta hizo uso de la cláusula penal liquidatoria que habían fijado previamente y que obligaba al señor Stones a indemnizar a la compañía con un abono de 300.000 dólares en caso de no entregar el guion de un capítulo en el plazo convenido. Una espada de Damocles presente desde la extensión del convenio, que no tardó en desplegar todos sus efectos, sin piedad ni misericordia. 

La medicina de los borrachos

A modo de prontuario, una cláusula penal liquidatoria es una estipulación por la cual se establece una prestación pecuniaria que el deudor promete para el caso de que no cumpla la obligación principal o de que, al cumplirla, contravenga su tenor. Esta pena convencional tiene, en consecuencia, una función coercitiva o de garantía y añade un plus de onerosidad a la obligación, lo cual estimula al deudor a cumplirla y evita al acreedor la necesidad de probar la indemnización de daños. Tras esta aclaración muy necesaria, porque es la clave del filme, regresamos a la historia principal. 

Este duro trastazo para las finanzas del flamante matrimonio provocó una acalorada discusión en el jardín de su villa de Nosy Be, que en la actualidad se encuentra muy cambiado.

Los árboles han crecido mucho para 2023. Web de la villa

Ni las parejas con villa en primera línea se libran de las discusiones

Nicolas Stones responde a las acusaciones de "perdedor" que profiere Shelly vociferando en el jardín, y alega que anda algo despistado desde que Martina le confesó lo que ocurrió aquel día en el barco, mientras él roncaba sumido en una jumera excepcional. La actuación de ambos artistas en esta escena es sublime, mostrando todas sus dotes interpretativas y la importancia del lenguaje no verbal.

Respirar profundo antes de hablar

Shelly se ve sorprendida por la dúplica de Nicolas, en la cual le acusa de haber cometido cópula carnal con un tercero pero, lejos de amedrentarse, le tacha de celoso sin sonrojarse y comienza a hacer luz de gas, contándole lo que sus oídos quieren oír y aduciendo una falta de ánimo lúbrico por su parte. Como colofón, un abrazo sincero parece arreglarlo todo, pero la pareja está ya herida de muerte.

Abrazo directo al bazo

Nicolas sigue sincerándose ante la grabadora, reconociendo que era consciente ya en aquel momento, de que su mujer era una casquivana y que en aquella discusión mintió por los codos. 

Quedarse con aquella sensación de injusticia le sumió todavía más en su descenso a los infiernos y sus periodos de embriaguez se tornaron harto habituales. El otrora ínclito creador de contenidos de entretenimiento era ahora incapaz de escribir dos líneas de texto por culpa de las propiedades enervantes del alcohol. 

La compañía cinematográfica le lanzó un ultimátum ante el repetido incumplimiento contractual. Le amenazaron con el despido en el caso de no entregar el episodio 97. Tras darle vueltas al porqué del capítulo 97, la conclusión es que esa cifra está relacionada con los 94 episodios + las dos películas que se lanzaron en la franquicia Sexo en Nueva York (Sex and the city). Las dos películas todavía no habían visto la luz en 2006, pero en el reducido mundo del celuloide todos los proyectos próximos a filmarse o escribirse son un secreto a voces para el resto del gremio. Tanto sabía el guionista de Deep Lust, que incluso pudo imaginarse que la tercera película jamás llegaría a producirse…

El capítulo 97 es, por consiguiente, ese que Nicolas Stones nunca llegó a escribir para «Sex out of the city», por el motivo que veremos a continuación. Majestuoso guiño a una franquicia histórica.

El novelista crea sus guiones con un Dell Inspiron 1501. Emplazamiento publicitario de la compañía informática texana.

El biberón

Las mejoras obras de arte se han engendrado empapadas en drogas, dicen

Shelly descubrió que su marido se pasaba horas delante del ordenador, día y noche, sin encontrar la inspiración. Y el hecho de cerciorarse me recordó a un clásico del cine de terror. Tal vez le hayan puesto el nombre de Shelly en honor a Shelly Duvall que, en El Resplandor (1980), comprobó atónita que su marido Jack solo había escrito una misma frase en su máquina de escribir, repetidamente. 

Los guiños de Bellocchio a las obras de otros cineastas son muy habituales y, sin duda alguna, estamos ante otro ejemplo.

La casa de Nicolas Stones, en Andilana Beach

En la actualidad, sin vallas y con troncos por columnas. Coordenadas de la villa


La hora del bibe: cualquier hora

Shelly le suministra ingentes cantidades de licor de alta graduación, preferentemente de malta, pero sus intenciones al respecto no trascienden al espectador. Si somos bien pensados podemos intuir que le atiborra a whisky para que su marido encuentre la creatividad, y por ello le conmina a beber el espirituoso incluso contra su manifiesta oposición. Si pensamos mal, y el dicho nos garantiza que acertaremos, quizás quiere conducirlo directo hacia la cirrosis, para cobrar la prima del seguro de vida o para tener derecho al usufructo vidual. 

La segunda opción parece más evidente porque Shelly busca continuamente la frustración de Nicolas, convirtiéndolo en un beodo, y demostrándole que su trabajo no tiene valor. Es más... Shelly le empieza a relatar las historias que van a aparecer en los próximos capítulos, y tiene una capacidad para novelar que incluso supera a la del propio Stones. Ella no pierde la oportunidad de demostrárselo cada día.

"El sistema se volvió contra mí" dice Stones brindando con brebaje de 40 grados

Nicolas se encontró a sí mismo bebiendo mucho alcohol y dependiendo por completo de su esposa, que ahora parece Danielle Stelle redactando historias de romance. Shelly se inventa a una figura a la que bautiza con el nombre de Samantha (¿Samantha Jones de Sexo en Nueva York?), que es una joven lasciva y desatada que aprovecha la mínima ocasión para disfrutar de los deleites impúdicos y del vicio.

¿Samantha es solo una fantasía en forma de mujer empoderada o un recuerdo real de su esposa? Nicolas no está seguro y se debate entre ambas opciones, pero el alcohol le vuelve servil y pusilánime. 

Sea como fuere, las aventuras de Samantha pudieron llevarle a acabar el capítulo 97 antes del vencimiento y no incurrir en el aliud pro alio que tanto temía.

Este hombre aburre a las moscas...  Su mujer, sin ir más lejos, se duerme escuchándole

En un atardecer en Andilana beach, Nicolas le solicita a Shelly que culmine la historia de Samantha y sus amigos, que entre los dos tienen a medio terminar, y ella le responde que, para conseguirlo, lo mejor es que le acompañe al día siguiente a la playa. Allí, una enorme encerrona le aguarda: su mejor amigo Marco, su antigua pretendienta Shelda y su propia consorte Shelly están dando vida a los ardientes antojos de Samantha y compañía.

La inspiración de su mujer también es perniciosa...

Nicolas, turbado al descubrir  que Samantha es de carne y hueso... y que comparte aposento con ella

La entrevista prosigue y el periodista le pregunta ahora acerca de la misteriosa mujer que actualmente escribe los guiones de la serie bajo el alias de Sandra McBenton... 

Nicolas, aquejado ya por una reseñable papalina, le explica al entrevistador que días más tarde, Ricardo Belli, un directivo de la compañía, viajó a Madagascar y se acercó a la casa de los Stones para presionar a Nicolas con la entrega. Ricardo era entonces el longa manus del productor ejecutivo de «Sex out of the city» y estaba apoderado para tomar decisiones.

Si se abre más botones de la camisa, se desnuda también el reportero

El look más colonial que uno puede imaginarse es el escogido por Ricardo Belli. Todo un cliché

Mercado de Hellville, en Nosy Be. Desde allí, Ricardo telefonea al móvil de los Stones

Actualmente, el mercado está pintado en un amarillo limón y fue inaugurado en los años 60. Enlace a maps

El teléfono que utiliza Ricardo Belli es un Motorola V220, lanzado en 2004. Product placement de la firma estadounidense de celulares.

Este fotograma parece sacado de una escena de Los diarios del ron (2011). Seguro que Bruce Robinson se inspiró en la fotografía de Deep Lust para la filmación.

Después de la llamada de Ricardo, Shelly le espera relajada en el jardín, mientras hojea un fanzine de moda. 

Esta mujer es más que un florero, pero sigue empeñada en mantener el tópico entre sus acaudalados vecinos. En realidad, en su cabeza hay mucha creatividad y tiene madera de escritora, pero en sus ratos ociosos no lee precisamente a Baudelaire. 

Fijaos en el islote que se ve a la derecha, sobre el horizonte

El islote de Nosy Be-er nos demuestra que es el mismo jardín y que la casa es la de la web

El invitado ha llegado. La sirvienta acude presta

La silla en la que se sienta Shelly todavía perdura en el mobiliario. Al igual que la mesa. Enlace a la foto de la web. La silla puede verse en segundo plano (flecha verde)

Pantallazo de la web con el mobiliario

Nada más llegar, Shelly le invita a un café expreso de granos arábica para agasajarle, y luego le ofrece algo más suculento; sin embargo, lo primero para Ricardo es el trabajo. Lo más remarcable en aquella reunión bajo el sol de África es el pacto corvino que firman, a espaldas de Nicolas, para que ella le sustituya como guionista de la serie. 

Shelly le explica que ha escrito los siete últimos episodios y, para convencerle de que es la mejor opción de la que dispone, le muestra la decadencia definitiva de su marido, que yace ebrio sobre la cama, ajeno al mundo cruel.

Shelly recibe al Ricardo Belli descalza... pero en el paraíso no hace falta guardar las formas

Los directivos hacen espionaje industrial, de vez en cuando...

Soñando con una vendimia productiva

Después de conocer el oscuro secreto y la enfermedad de Nicolas, Shelly le muestra el guion que ha escrito de su puño y letra, y Ricardo Belli le dedica muchas lisonjas tras una primera lectura. Sin más preámbulo, le ofrece a Shelly un nuevo contrato. Ricardo Belli confía en su intuición y su olfato le indica que este episodio es un melocotazo de miedo, que tiene un tirón enorme. Además, el señor Belli le propone usar un alias que la desmarque del apellido Stones. 

Dell vuelve a chupar cámara

La firma final se lleva a cabo saboreando un producto local en el patio interior de la villa, lejos de las miradas indiscretas. El italiano ha cruzado medio planeta y además de obtener un guion poderoso para el siguiente capítulo, también necesita eliminar tensiones. Oreste Fiengo compuso una canción para esta escena con la que envuelve el encuentro informal en un  exótico vapor de deseo.

La recompensa por la firma del contrato exuda fragancia a rosas

La mesa también sigue en la villa, pero ahora en la terraza frontal. Foto actual de la web

Plano detalle de la mesa, con una chica practicando la técnica de remada para surfear las cristalinas olas de Andilana

Continuamos con la entrevista, y ahora Nicolas explica sin eufemismos que su mujer Shelly le estaba literalmente robando el puesto de trabajo tras la reunión entre ella y Ricardo. Una entente con una víctima inequívoca.

Habían pactado su final y lo habían sellado a sus espaldas, sin posibilidad de defenderse. Sin embargo, cuando un animal está malherido, suele reaccionar de la peor manera posible.

Grabadora de cinta de ocho pistas

El periodista da por terminada el reportaje pero Nicolas le insta a encender de nuevo la grabadora, ya que falta por relatar la parte más importante: una confesión.

Nicolas vacila por un segundo, y le recuerda que esta entrevista se valora en torno a 100000 euros en cualquier medio... pero que aceptó hacerla por la mísera cantidad de 2000 dólares ya que, a donde se dirige, no le va a hacer falta el dinero... 
 
Ahora viene el plato fuerte…

Nicolas explica que una noche Shelly le abandonó. Disolvió el matrimonio ad nutum, y él, solo, bebiendo cada día más y pernoctando en una chabola infestada de cucarachas, adquirió una escopeta y asesinó a la pareja a sangre fría en el crimen pasional más horrendo de la península de la isla de Nosy Be: dos óbitos a quemarropa a modo de vendetta por culpa de un desamor tan doloroso como esperable. Las tragedias son más crueles cuando uno las ve venir desde la lejanía.

"Estos dos se las prometían muy felices..."

Ojeras de lémur. Mirada del sicariato

Ni con una escopeta de feria se falla a esa distancia

Tras esta apoteosis, el periodista sabe a ciencia cierta que, con esta entrevista, hará carrera

Ahora ya sabemos que la policía va a presentarse de un momento a otro para detener a Nicolas. Después le encerrarán en un mugriento estaribel africano... 

En vistas de lo que está a punto de suceder y conociendo los antecedentes de Nicolas, el periodista, concernido, decide abandonar el lugar antes de que el criminal vuelva a perder la cabeza.

Mi paz os dejo, mi paz os doy, sigue esperando, que yo me voy

FIN

VALORACIÓN: 7/10

Ficha:

Private Tropical 30 "Deep Lust"
Título en castellano: “Intenso deseo"
Año: 2006
Género cinematográfico del argumento: thriller
Destino paradisíaco: Andilana Beach en Nosy Be, Madagascar
Actores estelares: Diana Bold, Boroka Calls, Janet Toy, Leanna Wet, Sahara Knight, Franco Trancedancer, Oliver Sangus, Peter Benis
Dónde la puedo encontrar: Private o en una sencilla búsqueda en Google

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