Crítica de cine: Private Tropical 10 "Caribbean Airlines" (2004) (Anita Keen, Jennifer Bark, Rita Very)

El drama de los ERE sobrevuela esta película de principio a fin, narrando las últimas vacaciones de unas compañeras de profesión, que se han visto afectadas por un reajuste de personal en la aerolínea para la que trabajaban. La filosofía del "carpe diem" ha calado hondo en sus corazones y deciden ponerla en práctica en la isla caribeña. Un planteamiento magnífico para este clásico de cine de tarde.

Trailer de Private Tropical 10 Caribbean Airlines (VOSE)

Versión argumental de Caribbean Airlines (VOSE)

Como curiosidad o metáfora, sorprende que el filme empiece en el mar cuando el título del mismo nos traslada a la cuna incorrupta de los cielos. Pero sea como fuere, unas jóvenes azafatas, muy corporativas ellas porque no se han quitado ni siquiera el uniforme, navegan en un cayuco rumbo a un resort de Martinica situado en la zona este de la Isla.

Mucha tripulación para tan poca barquichuela

La teniente de navío pasa revista de ropa

Todo lo ha preparado una azafata británica pelirroja, que ante el despido colectivo, ha tomado la iniciativa y ha reservado un viaje de tres días a las Antillas francesas sin pedir permiso ni consultarlo con sus colegas. En concreto, en un complejo de la isla de Martinica, que tiene un edificio colonial y una enorme piscina. El muelle que sale en la imagen, en realidad lleva hasta otro hotel en el Ilet Thiery, pero el cineasta se ha tomado aquí una licencia y ha unido ambos lugares. Esto es muy habitual en el mundo del cine: por ejemplo en la afamada Casino Royale dicen estar en Montenegro y en realidad es Karlovy Vary (Rep. Checa)

Este es el muelle del Ilet Thiery (Martinica) al que se dirigen

Foto de Travelstyle (2016). Actualmente bastante abandonado pues el hotel del islote ha cerrado.

Vista aérea en la actualidad, del muelle y el hotel

A decir verdad, esta escapada es un plan más atractivo que pasar el fin de semana con el resto de azafatas y pilotos cesados, que perderán las energías consolándose unos a otros y bebiendo destilados para torear a la depresión. Estas vacaciones en una isla tropical prometen verdaderas aventuras e historias de amor, ojos que miran con ilusión, pasiones vividas entre todos, imposibles de borrar... y eso es lo que les gusta a la Chupipandi (a partir de ahora las denominaremos así cuando nos refiramos al cardumen al completo).

Un buen amigo califica estas decisiones extemporáneas como "beberse la vida", porque si te despiden y te gastas tu fondo de contingencia en un viaje de lujo por el Caribe, te mereces todo lo malo que te pase, sin paños calientes. 


Aún así, debemos tratar de evitar la tentación de demonizar aquí al obrero, cuando ha sido la empresa (Caribbean Airlines) la que ha optado por aumentar los beneficios con una reducción de plantilla con actitud impenitente. 
Por otro lado, no deja de resultar curioso, que una aerolínea se fundara tres años después, en 2007, con este mismo nombre, Caribbean Airlines, ya que no tiene muy buena prensa desde esta producción cinematográfica. Te estas asociando de forma indisoluble a una empresa que realiza ERE’s. Es como si una farmacéutica decidiera llamarse ahora Umbrella (como en la saga Resident Evil) o si una empresa de exploración espacial se bautizara como Weyland-Yutani (de la saga Alien).
Logo de la aerolínea

Zanjo la cuestión con una digresión acerca del deplorable proceder de los gabinetes de prensa de las multinacionales cuando deben enviar del reporte de los expedientes de regulación de empleo a las redacciones de los medios de comunicación. Estas notificaciones llegan siempre los viernes a última hora, cuando ya solo están trabajando los becarios ansiosos por hacer méritos, y a sabiendas de que el fin de semana tan solo leen los periódicos los pensionistas renegados y claudicantes que rezan porque caiga de una puñetera vez la espada de Damocles que se balancea amenazante sobre su cabeza.

Volviendo al largometraje de Bellocchio, en la siguiente escena, las azafatas amarran su esquife en el coqueto varadero de Ilet Thiery que ya se menciona líneas arriba y se dirigen en tacones altos hacia tierra firme, esquivando con ímprobos esfuerzos las rendijas de la pasarela de madera y no siempre con éxito. Los tacones de aguja son muy traicioneros lejos de los suelos embaldosados de mármol.

En esta escena inicial, en el muelle, una muchacha se tropieza y casi se hace un esguince

La alfombra "coja"

Ya en los aposentos, todas al unísono comentan el genuino estilo colonial del hotel y su mimada decoración, no obstante también resaltan la calorina húmida del paraje. Dejan sus maletas, se quita el uniforme, y salen al exterior (valga el pleonasmo tautológico) para ir a la playa privada del complejo, a refrescarse y a sentirse liberadas.

Hora de quitarse el uniforme: no más publicidad gratuita para la compañía aérea

En las aguas cristalinas, todas optan por bañarse en pelotas, que no "en pellote" como relata el Arcipreste de Hita en El libro del buen amor, puesto que es obvio que estas féminas no tiene pinta de ser de las que se cubren con un púdico camisón al irse a dormir. Tampoco sería necesario, porque en este resort de alto standing, todas las calas están resguardadas de las miradas indiscretas.

La vergüenza pa robar...

Tras el ocaso, mientras la gente de bien cena en la sala noble del restaurante de Habitation Lagrange resort, en la que destacan sus murales ambientados en la época victoriana, un muchacho llamado Marco aprovecha para besar a su novia, una de las empleadas del hotel, en una de las habitaciones vacías...

Foto del resort en Getty images. Más aquí.

Vista aérea en la actualidad (han cerrado ambos, tanto el de Ilet Thiery como el de Marigot)

¿Menú degustación?

Un abrazo antes de contar un gran secreto: su fantasía

El muy sinvergüenza le confiesa a su manceba lo mucho que fantasea con las azafatas y le propone un malvado plan: hurtar un uniforme de azafata, olisquearlo como un sabueso, y que su chica se disfrace. La confianza que hay entre ella y su partenaire es total.

Antes de allanar la morada, se cerciora de que nadie le ha visto entrar

Hurto mayor

Su novia le mira con desprecio y tiene sus motivos: seguro que esas prendas huelen a vuelo con escala

En la sobremesa, la Chupipandi habla abiertamente de sus deseos para estas vacaciones, y los mastuerzos de la mesa aledaña activan el radar, para no perderse ningún matiz de la conversación ajena. La british preside el ágape y derrocha carisma por todos sus poros. Su panegírico onanista, en el que reivindica su magnífica elección de hotel, y sus palabras vacuas sobre la vida placentera son el centro de todas las miradas. Goza de predicamento entre sus compañeras porque en los últimos meses ha recibido terapia con una coach especializada, tiene un carácter muy definido y una personalidad magnética.

Ella lleva la voz cantante

Pone más oído que Nixon

"Las vacaciones mejoran con las nuevas huéspedes" piensa para sí mismo 

Uno de los dos guaperas se atreve a interrumpir a la mujer empoderada y le pregunta si van a ir a la playa al día siguiente. La anglosajona le responde de forma inesperada: veladamente le invita a acudir a primera hora a darse un baño en la piscina del hotel, pero cuando todo el mundo esté todavía dormido. Ella hace mucho hincapié en ese extremo.

Establece contacto...

Rompe a sudar...

El dedo corazón le delata

Dicho y hecho, en la jornada sucesiva, el sátiro nada en  agua clorada desde el alba, con la paciencia de un pescador de siluros. Tanto es así, que se le han arrugado las yemas de los dedos y ahora parecen dos uvas pasas. 

Para sorpresa de nadie, le acompaña su bronceado amigo con cabello grasiento (George Bull), que tiene un aire a Fernando Almeida, golfista del mítico juego Neo Turf Masters. La presencia  de este aguantavelas no es óbice para divertirse: la anglosajona pelirroja ha acudido sola, pero si se empeña, puede hacer aguadillas a todo aquel que se le ponga por delante.

Mucha luz para ser primera hora de la mañana...

Foto de MagicClub, tomada desde el balcón del edificio principal

Baile de cortejo...

Este feriante solo sabe sonreír... y tiene muy claro lo que viene a continuación.

Ya en el desayuno, un par de horas después, la inglesa ordinaria explica con pelos y señales su reciente experiencia en la piscina, a dos de las azafatas. De nuevo, vuelve a aprovechar para colgarse la escarapela de haber escogido aquellas vacaciones sin preguntar a las demás. 

La británica parece la única interesada en el intercambio de fluidos mientras que el resto adopta una postura pasiva

"Estas azafatas son de primera clase, hazme caso"

Marco y su chica, la pareja de la fantasía de la noche anterior, escuchan todo desde la mesa contigua. Se enteran de que la anglosajona ya ha preparado citas para todas las chicas, sin mediar consentimiento ni ofreciendo alternativa alguna a sus acólitas. Muy surrealista. Podría decirse que en unas horas ha montado ella sola una agencia matrimonial en Martinica... Ha leído en su agenda que “Una actitud positiva ante la vida trae muchos beneficios a largo plazo” y ella aplica todos los días las enseñanzas de sus coaches.

Este fornido guía del hotel capitanea casi todas las excursiones. Es un hombre que sabe lo que es el trabajo duro.

Horas más tarde, llega el momento de recoger los frutos. En el restaurante, la inglesa les pregunta a todas y cada una de las azafatas por sus experiencias con los jóvenes isleños. Cualquiera diría que se trata de una experimentada madame de lupanar de una carretera centroeuropea. A ella le enriquece escuchar que sus chicas lo están pasando bien, y no quiere desavenencias dentro del grupo. 

Brindemos por este trayecto sin turbulencias 

Foto del restaurante (Shutterstock)

En la tarde del segundo día, mientras la lideresa británica lee un libro titulado "Gestión emocional para un aumento salarial" sentada entre plantas solanáceas, sempiternas en flor y otras especies arbustivas, ocurre algo muy importante para el devenir del filme. Mucha atención.

Estas azafatas leen algo más que el manifiesto de vuelo

La chica que se había disfrazado de azafata al comienzo de la película con el único objeto de hacer feliz a su novio, se le acerca y le comenta que su chico, Marco, además de fantasear con las auxiliares de vuelo en general, tiene un padre muy rico con grandes contactos en el sector aeronáutico. Termina con una proposición indecente: si ella se acuesta con él, sin duda tendrá más posibilidades de encontrar un nuevo empleo. 

Abróchese el cinturón, si es tan amable, y ponga su respaldo en posición vertical antes de escuchar mi propuesta

La anglosajona se indigna de forma muy postiza, alegando no ser la concubina de nadie, y sentencia con que "ella no se acuesta con hombres por dinero". Empero, en cuanto se queda sola en el jardín del resort, empieza a reflexionar, y concluye que esa noche, durante la cena, lo debatirá con sus compañeras. 

"¿Por quién me has tomado?

"Bueno, como complemento al finiquito no estaría mal"

La historia que ella le ha contado sobre Marco es rocambolesca y ella no se fía. Por esta razón, opta por organizarle una cita a Ángela, una desabrida azafata morena más parca en palabras que un médico de autopsias. La excursión es con uno de los guías del hotel, con el fin de que indague acerca de si hay algo de verdad en la fortuna e influencia de la familia del Marco. Por lo general, la gente discreta son factotums, y cumplen con todo aquello que se les encomienda.
Sin duda alguna, el oropel ha cegado a la británica... y aun no sabemos con certeza cui bono... ¿A Marco, a las azafatas o al machismo sistémico en el ámbito laboral?

La mandona inglesa encarga una misión de investigación

La azafata tiene un aire a Miren Ibarguren. En cambio, esta es una actriz de las que solo sabe sonreír

En ese encuentro, que tiene lugar en una de las terrazas de Ilet Thiery, el muchacho le asegura que el padre de Marco es, de hecho, el socio mayoritario de Caribbean Airlines. El cuento va tomando forma y el padre del delfín no solo tiene contactos, sino que es el dueño de la empresa que les abonaba mes a mes los emolumentos.

"La información hay que pagarla ¿lo sabías?"

El Hotel Ilet Thiery, con sus terrazas de madera sin barnizar

Un resort precioso

Eso lo cambia todo, porque ahora, tras esa información, si usan bien sus recursos y sus armas de mujer, podrán recuperar sus antiguos empleos. Eso, inevitablemente, provocará que el tornado del ERE pille por medio a otras personas más desgraciadas... o sin tantas tragaderas, según el prisma con el que se mire.

El éxito de la misión se premia con una excursión en yate. Los ojos brillan con ilusión...

Sin titubeos, la inglesa viaja a Guadeloupe para reunirse con Marco. Una vez allí, le comunica que acepta sus condiciones, y además le ofrece un servicio gratuito a cambio de que la Chupipandi al completo conserve sus empleos y realice siempre el mismo turno de trabajo entre Guadeloupe, Martinique y Barbados. 

Huele las flores como el piloto asturiano de F1

A pedir trabajo, en bikini…

Marco, autoproclamado en ese intercambio de palabras, ya no como hijo de, sino como presidente de la aerolínea, asiente con la cabeza, pero añade una cláusula más: si todas van a conservar el empleo, todas ellas deben acudir a la fiesta privada que les va a organizar en una villa de Le Gosier, y vestidas de azafatas, por supuesto. Esto huele a chamusquina, porque este genio cambia más de versión que Dani Alves: ahora es el presidente, nada menos.

Sin duda, esto es ir un paso más allá en lo relativo a la evolución del fetiche de Marco por las auxiliares de vuelo, lo que le lleva a mentir, falsear, manipular y a mover las piezas del tablero a su antojo, con tal de conseguir su objetivo. Caribbean Airlines como filme es básicamente el retrato de una obsesión con pinceladas de lucha social, apoyo velado al proletariado y puesta en valor del mundo sindical.

Esperando a la nueva hornada 

Le gosier Villa muy reformada hoy en día

Precios que quitan el hipo en CapiFrance

Los CEO no tienen miedo

Foto de Meretdemeures, ahora con un techado sobre el patio central

Vista en GoogleMaps

Cinco son multitud

Como apunte final y ya mientras suena la melodía de Oreste Fiengo en los créditos finales, quisiera comentar algo. Acostumbrada a los bruscos plot twist de Max Bellocchio, que son seña de identidad del realizador napolitano, he echado en falta una escena final en la que se descubriera el pastel, y el espectador confirmara así que Marco es presidente quizás, pero únicamente de su condominio vecinal, y porque le ha tocado en la insaculación periódica propia de estos cargos regulados en la ley de propiedad horizontal... 

Vuelo libre para que cada espectador se imagine el final del filme que más le guste

Max ha optado aquí por el silencio, dejando que el espectador decida si este drama centrado en las consecuencias de los expedientes de regulación de empleo termina con final feliz, o si hay que volver a sacar el paquete de pañuelos para llorar de rabia ante otro villano sin remordimientos.

FIN

VALORACIÓN: 1/10

Ficha:

Private Tropical 10 "Caribbean Airlines"
Título en castellano: “Aerolíneas caribeñas"
Año: 2004
Género cinematográfico del argumento: cine de viajes, codicia corporativa
Destino paradisíaco: Martinica
Actores estelares: Sebastian Zarrio, Mick Clue, Jennifer Bark, Philippe Bean, Donna Merry, Rita Very, Bibi Sox, Francesco El Manco, George Bull, Anita Keen
Dónde la puedo encontrar: Private o en una sencilla búsqueda en Google


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