Crítica de cine: Private Tropical 34 "Caribbean Sea Conspiracy" (2007) (Lauryn Way, Carla Box, Ellen Haint, Tarra Wait, Cindy Collar)


Un acusado tono sepia de la secuencia de apertura nos indica que estamos presenciando un evento del pasado. Es un flashback aderezado con una música digna de Ocean´s Eleven que acontece en un acogedor chalet de estilo antillano situado en Guadeloupe. Esa tonalidad es acertada hasta tal punto, que incluso la relacionamos de forma inconsciente con el calor húmedo de determinadas latitudes tropicales. Un hombre maduro con ínfulas, sombrero Panamá y puro Davidoff aguarda sentado en una mullida hamaca, al lado de una piscina calmada como plato de sopa abandonada a medio comer. Algo horrible está a punto de ocurrir...
Trailer de Private Tropical 34 Caribbean Sea Conspiracy (VOSE)

Parte 1 de la versión argumental de Caribbean Sea Conspiracy (VOSE)

Parte 2 de la versión argumental de Caribbean Sea Conspiracy (VOSE)

"Smooth" pero criminal

Instantes después, entra en escena un hombre de negro ataviado con unas gafas de sol oscuras, opacas como las que usan los ciegos o aquellos que quieren ocultar una mirada  intoxicada por una noche de alcaloides y estimulantes sintéticos. 

Mafioso de día, DJ de techno-progressive por las noches

Importante ponerse bloqueador solar en la zona de la calva

El recién llegado porta consigo una enorme bolsa negra con él. Unas escuetas presentaciones preceden a una brevísima negociación y a un indubitado intercambio. Es obvio que todo se había pactado ya con anterioridad y que esta reunión es un mero trámite.

En dicha plática se nos muestra un dossier, y se menciona un preacuerdo de retribución a plazos. También se pone dinero encima de la mesa, dinero envuelto en plástico, modus operandi de los cárteles de la droga de los años 90, cuando aún no existían las criptomonedas ni Coinbase.

¿Dossier o newsletter en pdf?

Dinero de caleta

Sin tiempo para respirar, una Beretta acapara toda nuestra atención y desgarra la paz imperante... El hombre de negro apunta con su arma; se escucha un disparo: la reunión he terminado. Ya tenemos todos los ingredientes necesarios para un thriller de mafia y delitos de sangre.

Sin salida...

¿Un lugar perfecto para morir?

Tras este sobresalto y sin respuestas inmediatas, una flemática voz en off explica a la audiencia que aquella circunstancia fue uno de esos momentos delicados que a veces acaecen en la vida de un hombre. Una sensación de total incertidumbre, como cuando colocas una tacita y un plato de café, sobre otra tacita y plato de café, encima de otra tacita y otro plato de café y así sucesivamente... Un instante crucial en los que esa torre de porcelana podría caer en cualquier dirección y cambiarlo todo. Esto se explica gráficamente y con mucho dinamismo en El vicio del poder, del cineasta Adam McKay.

La escena en cuestión, protagonizada por Christian Bale

Antes de dar por cerrada esta escena inicial, conviene aclarar que esta villa está disponible para el alquiler vacacional en la actualidad. Podría incluso decirse que el negocio se sostiene principalmente por el alquiler de los fans de Caribbean Sea Conspiracy.

Hoy en día tiene un toldo amarillo en lugar de azul.

La pileta sigue siendo exactamente la misma que en el rodaje de 2007.

Situación exacta en Google Maps

En esta película tropical, el director Max Bellocchio juega con el tiempo como Quentin Tarantino o Christopher Nolan y, tras esta brutal escena inaugural, opta por rebobinar hasta el principio de la historia de gangsters que desembocó en esta delicada situación que se ha cerrado, por el momento, sin desenlace definitivo. Así pues, ha llegado el turno de conocer a Hans Stoller, que aparece en la playa sentado al lado de su novieta, Angélica. 

Amor de veranillo de San Miguel, y sino, al tiempo

Angélica está perdidamente enamorada de él, pero él la considera igual de importante que la revista que lees en la sala de espera de tu dentista. El crápula de Hans no es hombre de una sola mujer, y tiene varias amantes, entre ellas Diana, una explosiva checa, y también a la reservada Valeria Nats. 

Diana es la mujer que le hace feliz

Con Diana y con Valeria a la vez, todavía más feliz el hombre

En la imagen precedente, Hans, Diana y Valeria Nats se relajan en un catamarán tipo Catana 581, propiedad del varón. Ambas pléyades se broncean bajo el sol del Caribe y entonces Hans interrumpe el silencio para hablar del vil metal, el factor y recurso escaso que mueve el mundo. 
Hans, con base a la complicidad que reina en este triángulo amoroso, les confiesa a ambas su plan, haciéndoles partícipes en una conspiración. Diana asiente con la cabeza, Valeria Nats ni eso.
Logo del elitista hotel Royal

Les cuenta que, según sus informaciones, cierto hombre poderoso va a pasar la tarde en la suite - piano del Hotel Royal cerca de Nápoles con su amante. A esa cita, este acaudalado señor va a acudir con un maletín que contiene dos millones de dólares y un dossier que recopila pruebas de las actividades delictivas de su padre.

Cuello almidonado pero barba sin afeitar

En la puerta de la suite merodea un guardaespaldas con pintas de Mario Conde venido a menos. Los estampados animal print y los estridentes colores rojizos de las estancias de ese supuesto hotel de cinco estrellas son dignas de una mancebía italiana... 

Hans, muy precavido, no actúa solo. Le acompaña Santo Puccini. Ambos verdugos se disfrazan de cocineros mientras Piero Gutti, el hijo del capo de la mafia napolitana Tony Gutti, se entrega a su amante en pecado. El hotel Royal y los dos asesinos a sueldo pudieran ser un claro guiño a Pulp Fiction... Recordemos la trivial conversación acerca de cierta franquicia de hamburgueserías, en la que sale a colación la "Royale" con queso.
 
La silla de Tony Montana

Todavía hoy, misma decoración en el hotel Marcantonio

"Cocinando" el plan

El último beso

Latte intero Matese patrocina esta escena (parte inferior izquierda de la imagen). 

Los pistoleros ya han terminado de vestirse con los uniformes de chefs y Santo Puccini, muy melindroso él, empuja un carrito de servicio de habitaciones hasta la suite - piano. Hans, sin tanto artificio, hace uso del ascensor principal. 

Servicio de habitaciones

Con pistolas, por delante y por detrás

En un santiamén, Hans y Santo tienen al escolta rodeado por ambos flancos. El guardaespaldas no tarda en claudicar cuando dos hierros con silenciador apuntan a su cabeza. 

Acorralado

Una vez dentro de la suite, Hans y su secuaz disparan a quemarropa a la pareja sin más preámbulos, y se llevan consigo el arma de Peter, el dossier incriminatorio y el maletín con el dinero.

Sin tiempo para las explicaciones

Muerte bella

Todo por dinero

Imagen de la suite en el hotel Marcantonio

De nuevo en el Caribe, en la casa de Saint Francois, con el maletín a modo de centro de mesa, Hans le comenta a otro miembro de su organización, Rulo, que se cargó a Santo Puccini nada más abandonar el hotel. Entre tahúres no hay compasión ni misericordia. Hans no quería compartir los dos millones de dólares con nadie y menos con el inepto de Santo Puccini, que ni tocar la flauta dulce sabe, a pesar de su apellido de familia de músicos.

En este diálogo, el propio Hans menciona por primera vez a un misterioso agente federal que está interesado en hacerse con el dossier de Gutti (como si se tratase de la Lista NOC), del que nadie parece haber sido capaz de hacer unas simples fotocopias. Rulo añade que Diana ya está tratando de establecer contacto con el susodicho, y eso hace que Hans se sienta feliz por formar parte de un magnífico equipo del hampa. Valeria Nats, entre tanto, continúa con su silencio sepulcral.

Contando el dinero

Horas más tarde, en un piso franco sin determinar ubicado en Nápoles, Italia, Sam Stiller (el hombre del sombrero Panamá de la escena inicial) mantiene una reunión con Tony Gutti, el mandamás de la mafia campana. Sus gorilas no se andan con tonterías y asisten a la reunión pertrechados con rifles de asalto y metralletas. 

El tipo de la izquierda tiene conjuntivitis

Tony Gutti le enseña las fotos de los dos sicarios asesinos de su hijo y le indica que, si bien los dos millones robados o la muerte de su hijo vividor son una mera trivialidad que no le quita el sueño, sí le preocupa en qué manos caiga el dossier. Dicho documento debe ser recuperado porque contiene información sensible que podría activar una orden de extradición contra su persona.

La crueldad de Tony Gutti es legendaria, y además de la extorsión y la amenaza, es un experto en la tortura con berbiquí, que consiste en atornillar esa afilada herramienta en el muslamen de sus victimas, hasta que responden a la pregunta. Al señor Gutti no le gusta esperar: la paciencia no es una de sus virtudes y, es posible que haber detentado el poder de capo de la mafia en Nápoles desde finales de los años 80 sea la razón principal. El viejo se ha malacostumbrado.

Fotos sacadas del MySpace de los criminales

El encargo de los Gutti es muy sencillo: Sam Stiller debe viajar inmediatamente a Marie Galante (Guadeloupe) para encontrar a ambos asesinos y aplicar la ley de Talión, matándolos de un disparo a quemarropa con el objetivo de recuperar el dossier.
Santo Puccini ya está, a estas alturas de la película, criando malvas, pero Tony ignora ese hecho, por lo que ofrece la jugosa cantidad de 3 millones de dólares por ambas ejecuciones. 

Los cirios simbolizan un velatorio, por la sangre derramada y la que se derramará

Antes de despedirse, el capo Gutti confiesa que él estaría encantado de cumplir el encargo por sí mismo pero que no puede ya que le es imposible salir de Italia. La nación transalpina le protege desde el régimen de Berlusconi, a pesar de que es vox populi que lidera la Camorra napolitana con mano firme. Tony Gutti añade, además, un epitafio muy conminatorio: "si llevas a cabo el encargo te pago 3 millones, sino, te mato". Un factum principis a lo bestia, que deja a Sam en una situación de total indefensión y sin elección.

Por último, es importante explicar que la familia Gutti no siempre ha sido sinónimo de delito, sino que tuvo un pasado nobiliario. El Obispo Principe de Trento les convirtió en aristócratas en 1747, e incluso años después fueron condecorados con el rango de Caballeros de la Armada Italiana. Sin embargo, en el universo de Bellocchio de comienzos de siglo, son una siniestra familia del crimen organizado

Rumbo al paraíso

Esta avioneta en concreto sigue hoy en operación

Foto actual de la Cessna Skyhawk 172 con placa F-OHQI

Tras haber aterrizado en Guadeloupe en vuelo directo desde París, Sam Stiller vuela en esta Cessna hasta el islote de Marie Galante. En su bolsillo, la foto de los malhechores; en su corazón, sueños y esperanzas.

Mientras tanto, en la vecina isla de la Grande Terre, la plana mayor de la mafia antillana se reúne a tomar un granizado. Diana le traslada a Hans que ya ha contactado con el agente federal, de nombre Mark, y que cree que es un hombre solvente y de fiar, por lo que considera que no tendrá problema para pagar los cinco millones que exigen como recompensa. 

Hans le insta a fijar una reunión para el día siguiente y Rulo apostilla proponiendo un brindis. Valeria Nats sigue con su mutismo y, como dice el dicho, el que calla, otorga. 

Mas parcos en palabras que Mourinho cuando pierde

En un bar de Marie Galante, Sam Stiller, con la indiscreción que le caracteriza, coloca las dos fotografías de los mercenarios sobre la mesa del establecimiento para escudriñarlas y trazar una estrategia.

Se pregunta qué hacen allí Santo Puccini, de Ragusa, y Hans Stoller, terrorista alemán. Es un dúo inusual que ha cruzado el charco para hacer fortuna cometiendo crímenes de forma selectiva.

"Por mucho que las mires, no las cambiarás" Rusty Ryan en la saga Ocean.

Recién aterrizado, todavía no se ha cambiado de camisa, ni se ha quitado las gafas de aviador

A Sam le sirven una cerveza Corsaire fría y la camarera del bar, como era de esperar, repara en las fotos, y, como no podía ser de otra manera, ella conoce a los forajidos. En las Antillas todo el mundo se conoce, como en los pueblos de Ávila. 

Es más, la camarera es Angélica. Toda una oda a la frase de que "el trabajo dignifica" porque ella, novia del mafioso Hans Stoller, trabaja de sol a sol por 500 euros sirviendo birras en una terraza, a merced de los desmanes del tirano de su jefe, soportando piropos de los borrachos y miradas de los salidos.

Product placement de Corsaire que dura una fracción de segundo

Hans podría haberse negado a que su novia trabajara como camarera, pero como ha quedado antes patente, para el señor Stoller, Angélica es una de muchas.

Angélica, astuta e intuitiva ella, no le revela a Sam que Hans Stoller es su novio; escoge mentirle al explicar que se trata del ligue de una amiga. Es posible que aquí el cineasta Max Bellocchio haya optado por la elipsis narrativa porque también Angélica transmite la sensación de que ya ha dado por zanjada la relación con Hans. No sería de extrañar porque quizás se haya enterado de la cornamenta que porta sobre su cabeza... Recordad: en Marie Galante todo el mundo se conoce.

Sam Stiller también miente por los codos y le pide información sobre el paradero de ambos bigardos, so pretexto de hacerle entrega de algo valioso que él mismo ha traído desde Alemania por orden de la familia Stoller.

Tras las evasivas de Angélica, Sam se presenta y le ofrece cenar juntos. Ella sonríe y acepta... Es un hecho que ya es una soltera disponible, pero en la película no se nos ha contado. Ambos acuerdan que Sam la recogerá en el bar a las 8 de la tarde, cuando termina su turno. Parece la típica contestación para quitarse de encima a un baboso pero como veremos poco después la chica va en serio. 

El grito del jefe interrumpiendo el cortejo y indicándole que debe volver a la faena también nos da a entender que Angélica liga demasiado en el trabajo y suele dar plática a los hombretones.

Encantado ¿cenamos?

De forma paralela, Mark Berti, el agente federal, está reunido con Diana. A espaldas de Hans, Diana acuerda un bonus por poner a ambos en contacto. Es una comisionista profesional aunque conformista, porque solo pide 20.000 dólares a cambio de un pack: establecer contacto y servicio especial, y eso que parecía que ella estaba ya embaucada de antemano. Una coima demasiado fácil de aceptar para un Mark Berti necesitado en todos los sentidos.

Diana acude a las reuniones con todo el arsenal comercial disponible

Esa noche, Sam Stiller está cenando en casa de Angélica. Angélica ha cocinado para los dos y es obvio que es una chica tan enamoradiza como las de las películas de James Bond. Sam se aprovecha de la situación y, contumaz, le insiste en que necesita la dirección de Diana (supuesta novia de Hans aunque, en realidad, amante). Ella duda un poco, pero cuando Sam le dice que es del FBI, ella cree que es la venganza perfecta contra el cornudo de su ex novio “el trápalas”. Angélica le escribe en un post it la dirección de Diana y, como contrapartida, le pide una nueva cita a Sam.

Cena de amor y negocios.

La siguiente escena contiene un product placement descarado de Carib Beer. Hans recibe una llamada de Diana, que le emplaza a tener una Reunión con Mark Berti en Plaza Square al día siguiente a las 11 de la mañana. Allí discutirán los flecos de un hipotético pacto. 

Rulo y Hans brindan de nuevo, esta vez con cerveza Carib, porque todo marcha según lo previsto. Por encima del bien y del mal; están de fiesta en uno de los locales de moda de la isla, sin miedo a que aparezca la bofia.

Buscados en Europa, impunes en el Caribe

La reunión se realiza a plena luz del día en mitad de una plaza peatonal minúscula en la que hay un BMW X5 aparcado en medio ¡cómo no!. Hay bastantes disensiones porque la posiciones están enfrentadas. Hans y Mark no se fían el uno del otro. 

Mientras tanto, Sam Stiller escucha toda la conversación detrás del SUV, oculto tras un periódico en formato asabanado, y vistiendo una gorra de la tienda de pesca y una gafas de sol compradas en el top manta.

Una plaza peatonal poco concurrida y un BMW X5 aparcado en medio... 
(Recomiendo visitar el artículo del blog Los coches de la saga tropical)

Tropical vs profesional

Durante la reunión, Sam también se entera de que Hans va a auspiciar una fiestorra en su villa de la Grande Terre y decide convencer a Angélica de que le dé la dirección de Hans, la de la casa de Saint Francois. 

Resulta del todo curioso que Angélica, ex novia de Hans, no sabe ni dónde vive su chico, pero esto es muy habitual en el crimen organizado, un mundillo en el que nadie da información personal. Un berbiquí movido con arte hace “cantar” al miembro más confiable.

Hans, en previsión de que Angélica pudiera irse de la lengua, mantuvo una relación con ella durante meses, sin mencionarle exactamente dónde vivía. 

Angélica le pregunta a Diana “¿me puedes decir, POR FAVOR, dónde vive mi novio?”

Fiestorra con cocktails con sombrilla

En la jarana, mientras Hans Stoller le tira los tejos a una rubiaca de República Checa llamada Marie, Sam Stiller interrumpe el galanteo con la frialdad de un árbitro. 

"Qué picardías más bonito llevas"

Sam, para sorpresa de nadie, se planta allí y, para sorpresa de todos, se presenta como un agente del FBI. James Bond siempre hacía eso cuando iba al casino regentado por el villano, así que Sam no iba a ser menos. 

Hans se mantiene hierático, como en una partida de póker, escuchando con atención al espía. Sam dice ser el mando superior de Mark Berti, y le informa de que ahora toma el control pleno de la operación. Sam le traslada algunos datos sobre la reunión, que escuchó detrás del periódico: que Mark ya ha visto parte del dossier, los plazos de los pagos... Todo ello le da credibilidad a la versión de Sam y Hans acepta el cambio de roles por parte del FBI y le insta a acudir a su casa cuando el jolgorio llegue a su fin. Sin embargo, Sam le responde que él le telefoneará y se fijará la hora y el lugar de la reunión en esa llamada. 

Hans comenta que el FBI siempre sospecha de todos, y Sam asiente, con gesto de haber sufrido varias emboscadas en el pasado.

Criminal con tarjeta de visita

Hans le da su tarjeta de comercial de Universal Exports, y prosigue con la juerga. Hans trabaja de forma habitual con todo tipo de policías corruptos, buscando esa simbiosis tan perniciosa para la sociedad, y no le tiembla el pulso tampoco en esta ocasión.

Días más tarde, Sam contacta con Hans y le cita por la tarde a las 16 horas en el Sunset Bar, al lado de Laguna Beach. Tras colgar, Hans le comenta a Rulo que no sabe con certeza si Sam es un agente federal auténtico y envía a Adela y a Isabela a ver a Mark, con el objetivo de que indaguen acerca de Sam Stiller. 

Una frente más grande que la de Bjarne Riis bien tenía que servir para urdir buenas estratagemas

Enfrente, unos criminales embobados por culpa del dinero y las mujeres

También Hans le encarga a Rulo custodiar el dossier en una caleta de la campiña antillana, porque hay demasiada gente interesada. Rulo, tras despedirse de Adela e Isabela, se queda solo en el porche trasero de la villa  de Saint Francois y es asesinado salvajemente por la espalda.

Sam estaba en un mercado callejero cercano cuando telefoneó a Hans y ha venido en un periquete. Sin hacer uso de las aldabas, ha saltado la valla y ha golpeado a Rulo con la culata, rompiéndole el cuello.

Un buen piñazo.

Minutos después, Hans llama a Adela y le advierte que no debe indagar sobre Sam. A continuación, Adela le pasa el móvil a Mark para que hablen entre ellos y Hans le dicte unas indicaciones precisas: Mark debe acudir a su casa de Saint Francois. Allí le esperará Sam, el hombre al que debe entregar el dinero a cambio del dossier.

“Mi jefe te reclama, guapo”

El espectador se queda descolocado con este giro de los acontimientos, pero en el siguiente plano vemos a Sam apuntando con su arma a Hans, que solo puede verbalizar los deseos de Sam. Después de colgar, Hans pide clemencia y le asegura que no se vengará en el futuro, pero Sam no se anda con miramientos y le ejecuta allí mismo. "No era del FBI" es lo último que pasa por la cabeza de Hans además de la bala de 9 mm. De todas formas, es comprensible que Sam asesine a Hans, porque quién en su sano juicio se fiaría de un terrorista teutón

El disparo hecho con CGI es tan exagerado que parece más bien un algodón de azúcar recién enrollado.

Y ahora, en un soberbio exordio, regresamos a la escena inicial, en la que Sam recibe en la casa de Saint Francois a Mark. Recordemos que el plano terminaba justo cuando Mark Berti sacaba su beretta y apuntaba a nuestro hombre del sombrero Panamá, Sam Stiller.

Recuerda, si te quitas el sombrero, cremita del 50

Los últimos pasos...

El vestido blanco de la pureza vence a la camiseta negra de la maldad

Perro viejo, Sam no había venido solo. Angélica, camarera-pistolera desde el día de hoy, se escondió en la casa y en cuanto Mark Berti sacó su arma a pasear, ella le disparó un balazo en el parietal, que por suerte se quedó alojado en el cráneo de la víctima y no fue más allá... porque en línea recta estaba Sam Stiller.

Lánguido, flácido y sin vida

La cara de satisfacción de Angélica tras matar a Mark es digna de una sicaria profesional 

Ahora, con los tres millones (dos millones que todavía tenía Hans debajo del colchón, y el millón que había traído el ingenuo Mark Berti), Angélica y Sam Stiller se van a ir a vivir al Sunset Resort de Bahamas y a beber champán, hasta que el auténtico FBI ofrezca una suma razonable por el dossier. 

La aventura de los flechazos

Un beso antes de desplegar los flaps

Juntos, Angélica y Sam despegan en la Cessna Skyhawk en dirección a Nassau con la moraleja de que, incluso cuando la situación se ha puesto muy peliaguda, todo puede cambiar para bien, y que hay que dejar los sentimientos al margen cuando se llevan a cabo este tipo de negocios. 

Ha nacido una nueva pareja criminal que recuerda a largometrajes como Malas tierras, de Malick, o a Corazón salvaje, de Lynch, y juntos buscaran un camino más sosegado que los lleve de nuevo hacia la luz.

¡Pide pista, que despego!

Quedan preguntas sin respuesta. ¿Es Valeria Nats muda o simplemente es otra víctima más del nivel de idiomas de la LOGSE? Su silencio hacía pensar que podía estar tramando algo o incluso que era una informante de otra agencia de inteligencia, pero ella no ha intervenido en ninguna fase de la operación. 

Por otro lado, ¿era Mark Berti otro sicario contratado por Tony Gutti que, como la NASA, decide no correr riesgos y todo lo hace por duplicado, y el primero que se haga con el dossier gana? Tony Gutti tiene pinta de ser ese tipo de capo controlador que no deja nada al albur así que es muy posible que así sea.

Por último, fantaseo con la posibilidad de que Piero Gutti quería meter en la cárcel a su padre para heredar de forma anticipada el cetro de poder camorrista y por eso estaba en el Caribe con el dossier, buscando un comprador. Su padre le habría entregado 2 millones en un maletín tratando de frenar los planes de su hijo…

Nunca tendremos respuestas... o, a lo mejor sí, en una secuela... pero es prioritario en una buena reseña FSC hacerse estas preguntas.

FIN

VALORACIÓN: 7/10

Ficha:

Private Tropical 34 "Caribbean Sea Conspiracy"
Título en castellano: “La conspiración del mar Caribe"
Año: 2007
Género cinematográfico del argumento: thriller, gangsters
Destino paradisíaco: Guadeloupe
Actores estelares: Lauryn Way, Carla Box, Ellen Haint, Tarra Wait, Cindy Collar, Franco Trancedancer, Peter Benis, George Bull
Dónde la puedo encontrar: Private o en una sencilla búsqueda en Google

Comentarios

Entradas populares de este blog

Crítica de cine: Private Tropical 38 "Mother and daughter banal vacation" (2008) (Sabrina Feet, Angelina Move, Daria Shower)

Crítica de cine: Private Tropical 10 "Caribbean Airlines" (2004) (Anita Keen, Jennifer Bark, Rita Very)

Movie review: Private Tropical 19 "Deadly Love in Paradise" (2005) (Sunny Day, Laura Prion, Jane Cruising, Belicia Steer)

Crítica de cine: Private Tropical 41 "British Virgin Ashes" (2008) (Keisha Bane, Leigh Dogan, Crystal Wink)

Movie review: Private Tropical 8 "Ocean Dream" (2004) (Sarah Swain, Claudia Lassi, Veronica Sinchair, Julie Pilver)

Crítica de cine: Private Tropical 6 "Tequila Bum Bum" (2003) (Sandra Pusso, Tina Tagner, Alexa Gays, Maya Sold)