Crítica de cine: Private Tropical 38 "Mother and daughter banal vacation" (2008) (Sabrina Feet, Angelina Move, Daria Shower)

 

Sorprende la cantidad de personas que cruzan el Atlántico para pasarse una semana entera recostados sobre una tumbona de ratán, sin salir del resort del lujo que han escogido en un catálogo promocional y con el único afán de descansar y de buscar una tranquilidad digna de la piscina de Fuentecerrada, Teruel. Aquí en Europa disponemos también de unas playas alucinantes, tanto en España (véase Formentera o la Costa Brava) como en otros países como Portugal, Grecia, Croacia o en islas como Córcega y Cerdeña... ¿Quién en su sano juicio se embute en un asiento de clase turista para viajar a República Dominicana y disfrutar de unas calas similares? ¿De verdad las personas toman un vuelo de 9 horas o incluso pasajes con escala, para únicamente tomar el sol?... La respuesta es que sí. La banalidad, amigo lector, ha conquistado a la sociedad actual.

Trailer de Mother and daugther banal vacation (VOSE)

Versión argumental de Mother and daughter banal vacation (VOSE)

Comenzamos por las presentaciones porque hoy vamos a conocer en profundidad a Doña Indolencia (Winnie), su hija Pusilánime (Sabrina Sweet) y a su yerno, el haragán Mauro (Marco Nero). Ellos tres son las puntas de lanza de esta historia fútil de cine costumbrista en la que se nos relata con sumo detalle el hastío y el tedio que experimenta esta terna durante sus vacaciones estivales. En esta ocasión, el cineasta Max Bellocchio se atreve con un filme que simplemente refleje los hábitos de la sociedad del año 2008. 

Con la democratización de los viajes de placer a otros continentes a comienzos del siglo XXI, la clase media ha comenzado a reservar las vacaciones estivales en los lugares más recónditos del planeta. 
El problema subyacente es que, en demasiadas ocasiones, son viajes sin un motivo determinado. Se deja entrever algo de crítica al adjetivar las vacaciones como "banales" en el título del largometraje, pues son una sucesión de días insustanciales y carentes de significado, que acaecen uno tras otro sin apenas anécdotas ni momentos memorables. La burbuja del hotel cinco estrellas es la matriz, y el buffet libre, el cordón umbilical... Esta familia regresará a Europa sin conocer nada acerca de la cultura dominicana más allá de sus cervezas locales y sus tiendas de pingos. 

Las vacaciones banales son propias de las personas apáticas y conformistas, y este meme nos servirá de inspiración a la hora de analizar esta película.

Es un largometraje filmado íntegramente en horario diurno y esto no debe pasar desapercibido pues no es una cuestión baladí. Bellocchio escoge rodar de día porque el subconsciente del telespectador lo relaciona con la rutina y la ausencia de magia. En la noche vive el misterio, la nigromancia y la zozobra, mientras que cuando el sol domina el cielo azul, la emoción nos rehúye y la duda se dispersa, y todo es nimio y banal. Brillante técnica del cineasta napolitano para ambientar esta película, cineasta que, por otro lado, es un especialista en rodar escenas en condiciones de baja iluminación, como puede verse al comienzo de Ocean Dream o en su notable filme Sunrise.

En otro orden de cosas, surge un debate al tratar de delimitar si estamos ante una película costumbrista o, más concretamente, sainetesca. El estilo coral es más propio de los sainetes y esto ocurre en "Madre e hija en unas vacaciones banales" dado que hay un amplio reparto y el protagonismo está repartido entre varios actores de renombre, aunque de igual manera, el "core" es una familia formada por una pareja y la madre de la chica. En cualquier caso, el cine costumbrista o sainetesco que nos presenta Bellocchio tiene la fuerza condensada en un eventual proceso de identificación por parte del público, al verse reflejado en esas experiencias de lo cotidiano, especialmente si el receptor es proclive a este tipo "vacaciones banales" y a los viajes de sol y playa en Benidorm. 

De todas formas, por no ahondar más en la discusión relativa al género cinematográfico, concluimos que Max Bellocchio apuesta en este filme por un costumbrismo reflexivo y pausado, pero sin caer en la sobriedad. Además, en el largometraje son habituales los planos en los que abundan elementos cotidianos de las localidades costeras, como los barcos, las palmeras y la "buena vida", en un intento más de captar lo costumbrista, consiguiendo así embelesar definitivamente al espectador.

Centrándonos ya en la película, en los primeros segundos de metraje percibimos ya la complicidad de Mauro, tanto con la madre como con la hija. Juntos dan un paseo por un típico mercadillo local dominicano en el que se incumplen todas las medidas de salubridad vigentes en la legislación actual. Nos acompaña una música muy tropical de Oreste Fiengo, el compositor que envuelve en química sonora toda esta saga de romance y viajes al paraíso.

Escenas de riesgo caminando por los barrios bajos, y sin dobles

¿Mercado o estercolero?


Foto con la fauna y flora local

Tras un fundido a negro, la música reduce su intensidad y pasa a un segundo plano. En cámara reaparece este singular trio, pero ahora yaciendo sobre unas hamacas azules y con un inmenso jardín de fondo. La frondosidad de la vegetación agasaja a los clientes, así como su equipo de profesionales jardineros. Las vacaciones de este triángulo no tienen mucho aliciente, y para más inri, no tardamos en enterarnos de que Doña Indolencia, la madre, tan solo habla húngaro y  cuatro palabras sueltas del inglés. Así pues, Pusi tiene que hacer las veces de traductora continuamente, por lo que el silencio es la tónica habitual. En definitiva, la buena relación de los tres se vertebra en una afición mutua por el descanso permanente. Pusilánime, a quien todos llaman Pusi, se ausenta para darse una pequeña ducha y propone hacer algo cultural: ir de compras.

Holgazanería al cubo

La madre, empapada en Botox

Todo un casoplón para tres

Mauro es tan vago, tan vago, que se cansa de no hacer na...

Como siempre me gusta dar con la localización, se trata de la finca 30 de la calle Rancho Arriba en La Romana, República Dominicana. No ha sido sencillo encontrarla y solo dispongo de Google Maps y una serie de indicios. En en apartado arquitectónico, es una enorme casa en color beige y de planta achatada con amplios aleros que recuerda, vagamente, al organicismo de la etapa clásica de Frank Lloyd Wright (véase la Casa Robie, por ejemplo).

Un momento jocoso: Pusilánime se tropezó y su madre le tomó esta foto a traición. Hay que tener cuidado con los bordes de la piscina, que siempre están resbaladizos y son un peligro constante. Nótese el detalle del muro medianero, y mírese la foto que aparece bajo estas líneas.

La valla medianera coincide (foto de Villa 31 de Airbnb). Las piscinas tienen spa y guardan similitud en la forma, aunque las cenefas de azulejos son distintas.

Airbnb promociona la villa 31


Aquí se ve la villa 32, y a su lado el tejado de la villa 31, gemelar con la villa 30 (en la cual se filma este largometraje costumbrista de romance)

Villas idénticas, pared con pared y con las piscinas enfrentadas. pero solo la finca 31 está fotografiada en internet.

Mapa de Rancho Arriba con las villas 30 y 31 señaladas.

La urbanización Rancho Arriba del municipio La Romana se compone de un conjunto de villas de lujo. La finca 30 ha sido escogida por la familia por su enorme extensión de césped y la pileta con jacuzzi, para tener espacio suficiente para el descanso. 

Dejando de lado la localización y volviendo a las relaciones personales que el filme nos relata, Indolencia nació un 17 de marzo de 1970, y tuvo a su hija Pusilánime un 11 de enero de 1986. Dicho de otro modo, Indolencia se quedó encinta con tan solo 15 años de edad... Su familia húngara, muy católica, se negó tajantemente a una interrupción voluntaria de la gestación, y gracias a ello vino al mundo Pusilánime (Sabrina Sweet), llamada cariñosamente Pusi por todos sus amigos y conocidos. A día de hoy, madre y primogénita siguen viviendo juntas, por lo que la mamá no ha sufrido el Síndrome del nido vacío.

Tanto Indolencia como la hija andan muy necesitadas, y la falta de entretenimientos y lo repetitivo de todo el pack vacacional acentúan todavía más sus instintos. La madre, divorciada, hace años que se quedó para vestir Santos. Sin embargo, lo curioso es que Mauro tampoco cumple con Pusi y eso enerva a la joven sobremanera. El motivo no es otro que la remolonería patológica que padece Mauro, que es tan vago que si se le cae un billete de 100 euros al suelo no se agacha a recogerlo por no forzar la espalda. Las artes amatorias exigen preliminares, y una inversión de tiempo y calorías. El apuesto italiano no está dispuesto a sacrificarse y prefiere inebriarse en un bar tropical hasta alcanzar un estado letárgico.

El aburrimiento es pues, la pauta de estas vacaciones y, mientras que el alcohol es la válvula de escape de Mauro, las compras son el estímulo para el bando femenino. De paseo por la orilla, Pusi propone comprarle un lienzo folklórico a su madre en las tiendas de Playa Dominicus, ya que es un souvenir que no coge mucho polvo y, acto seguido, le advierte a Mauro que, si él no está dispuesto a darle placer, tendrá que conseguirle lo antes posible a un sustituto, porque no quiere regresar a Europa subiéndose por las paredes.


Paseos banales, para hacer tiempo


Mismo lugar en 2023

Vista aérea de las tiendas

A día de hoy, parece que sigue regentando la tienda un artista que pinta cuadros con el dedo

Mauro, impelido por su novia y sin tiempo para analizar a fondo la situación, queda esa misma tarde con Tom en la villa de Rancho Arriba y le explica que necesita dos favores: un favor para él (en sentido literal) y un favor para su novia (en sentido figurado). Veladamente, Mauro le confiesa a Tom que es tan gandul y desidioso que ni el misionero está dispuesto a hacer con su novia. Tom acepta el encargo sin ambages. Mauro sonríe sabedor de que así dispondrá de más tiempo para no hacer nada.

Una propuesta indolente

Los pilares de madera en esta instantánea de Airbnb están orientados hacia la villa 32, en dirección sur, mientras que en las que aparecen en la película dan a la parte norte que, a día de hoy, todavía sigue sin edificar. Quedan demostradas pues las muchas similitudes que guardan entre sí ambos edificios (la villa 30 y la villa 31)

A la hora del concubio (una de las partes de la noche según la concepción de Alfonso Fernández de Palencia), mientras tenía lugar una conversación de almohada, Mauro le susurra a Pusi que ya ha convencido a su amigo para que le reemplace en los deberes maritales. Aprovechando que Mauro ha hablado (por la boca muere el pez), ella le suplica que vaya a cogerle un vaso de agua a la cocina.

El que habla primero se levanta a por agua

Una de las neveras es para guardar los cosméticos de la madre

Al lado del frigorífico se topa con Doña Indolencia, que ha estado poniendo oído desde la alcoba contigua y también quiere una aventura varonil. Es madre y casi cuarentona, pero también tiene sus necesidades... aunque su hija no debe enterarse, claro. Incluso me atrevo a asegurar que Indolencia, sonrisa cómplice mediante, se ofrece sutilmente a Mauro... que reacciona con desdén. Vestida con el sexy picardías que usa como pijama, aparece en la cocina cual odalisca de Matisse, poniendo en serio peligro la estabilidad de esta joven pareja, por mor de sus deseos lujuriosos.

Esta mujer está tan salida que le hace ojitos incluso al yerno...

¿Pero a quién se le ocurre salir así de la habitación?

Mauro, ajeno a las insinuaciones, suspira con profusión... Más encargos y más tareas... ¿Se creen estas dos pánfilas que regenta una agencia matrimonial o qué?

Abandonamos ahora el hilo principal, lo cual es un estilema inequívoco, frecuente y consabido de los sainetes, y en la escena siguiente conocemos a uno de los zánganos que muy pronto alternará con Doña Indolencia. El muchacho en cuestión se besuquea con su respectiva novia en la playa y le confiesa abiertamente que su colega Tom le ha propuesto un curro de gigoló para el fin de semana.... Naturalidad y sinceridad ante todo: hay que llevar dinero al hogar.

"Es solo un trabajo temporal..."

Al día siguiente, Mauro, Pusi y una guiri rubia platino se van a jugar a la playa. La playa caribeña es lo más inmersivo de todas sus triviales vacaciones. A los 15 minutos, ya fatigados por el esfuerzo y yaciendo sobre la arena, Pusi le pregunta a Mauro si su madre estará cómoda en la soledad de la villa. Mauro replica que "seguro que se lo está pasando bien" (con dos bribones jóvenes, cualquiera) aunque no le filtra dicha información. Decide mantener el secreto, puesto que el mandato suegril prevalece.

Playas vacías, como en los anuncios de turismo

Nunca se cansan de descansar

Acto seguido, aparecen hasta cuatro marcas en un festival de product placement nunca antes visto en la saga tropical: Moncler (la marca italiana más pija del mundo del esquí), Johnnie Walker con sus botellas de Red label y Black label nada menos, unas gafas de sol de la firma Dolce & Gabbana y la cerveza dominicana Presidente

Durante la conversación en la barra de un pintoresco chiringuito, Pusi recibe por fin la "buena nueva": mañana es el día señalado que tanto venía reclamando. Mientras su madre se acicale en el Beauty Saloon, ella tendrá tiempo suficiente para desquitarse en el jardín de la villa. Después, Pusi pasará por la esteticien a recoger a su mamá y se irán juntas de shopping. Estas dos mujeres están todo el día comprando fruslerías; al parecer, es el único atractivo de la isla.

Por su parte, Mauro anuncia que se meterá al gimnasio, a tostarse en la sauna (no vaya a ser que se hernie). Es, sin discusión, la mejor forma de sudar sin mover un dedo.

La cerveza Presidente aparece como contrapunto a las gafas de Dolce & Gabbana

Etiqueta posterior de la botella de cerveza

Cerveza dominicana. Tan rematadamente mala como una puede esperarse

Sobredosis de product placement con Moncler, Johnnie Walker y la cerveza Presidente

Logotipo del Beauty Saloon de La Romana, al que acude Doña Indolencia para pincharse más Botox

De nuevo en la villa 30, epicentro de los encuentros poliamorosos y de otros ritos orgiásticos, Mauro y Tom reconfirman lo que ya habían pactado previamente. Salta a la vista que ninguno de ellos tiene muchas faenas y quehaceres,  ya que pierden más el tiempo que los creativos durante un brainstorming en la sala de café.

Puerta de la Villa 30 de Rancho Arriba

Con un guion algo falto de ritmo, considero oportuno aprovechar este momento de pausa para remarcar la ingente colección de "playeras" primavera-verano que Mauro pasea por delante de la cámara. ¡6 prendas  en un metraje argumental de tan solo 6 minutos!, y es que, en el resto de escenas va sin camiseta el muy desvergonzado.


A polo/camiseta por minuto... Una letanía de colores dignos de un cani modenés

A mediodia, en la zona de los Melones, mientras la pareja protagonista degusta un aperitivo en una terraza en primera línea, Pusi le pide disculpas a Mauro por demorarse con las compras. Le alega que su madre va con la calma de tienda en tienda. Se constata que la pereza viene de familia, e incluso parece contagiarse a los parientes políticos. 

A Mauro no le importó en absoluto su tardanza porque estuvo ocho horas en el baño turco. Un poco más y se muere deshidratado. A eso se viaja al Caribe... a perder el tiempo en un centro deportivo. Nada de acercarse a los Altos de Chavón, a visitar la catedral de estilo brutalista de Higuey o a cultivarse en algún museo etnográfico. Las vacaciones son para descansar como Dios manda.

Cruel, como la pereza

Bahía de Los Melones, al fondo. Pusilánime, ya satisfecha, en primer plano.

Terraza de Restaurante Cabañas La Bahía, testigo de una relación abierta, pero viva

Imagen del lugar exacto donde tiene lugar esta escena de Mauro y Pusi

Esa misma tarde, víspera del día de regreso, Pusi y Mauro conversan al lado de un acantilado, muy cerca del restaurante (no son de caminar mucho). Pusi le comenta que su madre quiere volver a pasar otra semana en este enclave a finales del verano. Tom y su amigo cumplieron, evidentemente. Su hija no termina de entender el motivo porque le faltan datos, pero se decanta por la posibilidad de que su madre esté experimentando una kalopsia, producto de la inminencia de la menopausia. Ahora, Mauro y Pusi se enfrentan a una tarea insoslayable: regresar al hotel y hacer el equipaje ¡Menudo incordio!

Aprovechando los últimos minutos de sol para descansar un poco más

Es la última noche. Pusi sigue dándole vueltas a la propuesta de su madre y escucha la opinión de Mauro en su habitual conversación de cabecera. Le hace la misma jugada que días atrás. En cuanto Mauro le responde, Pusi le menciona que se ha olvidado el teléfono móvil en algún lugar de la villa, quizás en la cocina, y le ruega que vaya a buscárselo. Estas maniobras astutas molestan mucho al mardano y, por espscio de un segundo, se sume una lucha interna entre su yo vago y su yo gruñón… Finalmente prefiere evitar la bronca y quedar como un calzonazos a ojos del televidente, ya que cuando uno se cabrea se gasta demasiada energía. Agalbanado hasta la médula…

Mauro preferiría dormir a platicar

El giro final es que Mauro, que no mueve un dedo sino es por interés, y aprovechando que se ha levantado del catre, opta por aliviar tensiones en soledad. Su chica no entiende su tardanza porque hubiera apostado que su teléfono móvil estaba sobre encimera de granito...

Onanista sin complejos

Ella se percata... ¿o no?

El director Max Bellocchio pone fin al filme y nos deja sin saber si Pusi le pilla en el momento culmen... Suponemos que no se mueve de la cama por pura holgazanería. Todos coincidiremos en que, incluso dentro de la pareja, hay cosas que es mejor no saber y, por una vez, el Señor Todopoderoso ha decidido ser misericordioso con este par de perezosos.

Por terminar partiendo una lanza por este tándem, hay mucho viajero snob cuyo ego descansa sobre los panteones personales basados en el ocio cultural y en deportes de aventura, ambos reverenciados y aceptados socialmente, pero con un un alto componente de "vendeburrismo". 

Nadie debe pontificar acerca de cómo deben ser las vacaciones del prójimo. Los neofóbicos valoran de forma positiva el mero hecho de poder ir cada verano a su apartamento de Peñíscola, del mismo modo que sus antagonistas solo gozan visitando los cinco continentes. En concepto de petitum, pido tolerancia y respeto con los que apuestan por unas vacaciones banales.

FIN

VALORACIÓN: 1/10

Ficha:

Private Tropical 38 "Mother and daugther banal vacation"
Título en castellano: “Madre e hija en unas vacaciones banales"
Año: 2008
Género cinematográfico del argumento: cine costumbrista, sainete, romance
Destino paradisíaco: La Romana, República Dominicana
Actores estelares: Sabrina Feet, Angelina Move, Daria Shower, Marco Zero, Jorg Skopje, Regina Soon, Phil Holyshit, Mike Tangelo
Dónde la puedo encontrar: Private o en una sencilla búsqueda en Google

Comentarios

  1. Un 10 como siempre, aunque no acompaña la peli, el (b)análisis sí que está a la altura.

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